sábado, 11 de junio de 2022

JESÚS ENSEÑÓ QUÉ NOS PIDE DIOS

 Colaboración de Paco Pérez

LA SANTÍSIMA TRINIDAD CULMINÓ

Los hombres nos preocupamos de encontrar una explicación para los misterios que nos rodean, también lo hacemos con la Santísima Trinidad, pero antes de ponernos a encontrar posibles respuestas deberemos saber que no es fácil comprender los comportamientos humanos y después, partiendo de ahí, preguntarnos… ¿Es posible comprender las cosas de Dios?

Para mí, lo más importante no es volcarnos sólo en la comprensión del misterio sino intentar vivir a diario practicando las enseñanzas recibidas sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Después, para reforzar nuestra creencia, avanzaremos en el conocimiento de cómo se fue manifestando el misterio desde el Padre hasta la Santísima Trinidad.

El Padre lo hizo, en el día a día de las personas, a través de los acontecimientos que les ocurrían, así fueron suponiendo que un ser superior estaba detrás, por esas sospechas ellos comenzaron a mirar al cielo y ya comenzaron a surgir las religiones y sus rituales. Estas formas de religiosidad, como es lógico, estuvieron alejadas de la realidad de Dios hasta que llegado el momento el Padre se manifestó a Moisés, más adelante nos envió a su Hijo y luego, cuando Jesús cumplió en la Tierra con el deber de ayudar y enseñar a los hombres el verdadero camino murió, resucitó y, con su Ascensión, retornó glorioso al cielo como Hijo de Dios pero, antes de marcharse, nos dejó el Espíritu Santo para que siempre estuviera a nuestro lado ayudándonos.

No obstante, hemos de reconocer que las deformaciones religiosas acumuladas siempre entorpecieron la recepción del mensaje, con Jesús y en nuestros días, y esa realidad hace que no percibamos acertadamente que Dios es bueno y ama a todos los hombres. Opino así porque a la mayoría se nos enseñó incorrectamente: [Dios es nuestro Padre, premia a los buenos y castiga a los malos.].

Esta desviación no daña si leemos:

- Mateo 5,45: […para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.].

- Romanos 5,6.8: [Dios es siempre favorable al hombre, aun cuando éste se profese enemigo suyo.].

De haber arrancado aquí nuestra enseñanza entonces no nos habríamos desviado de la verdad: Dios nos ama a todos de la misma manera porque nos acepta con nuestras virtudes y defectos, aunque en determinados momentos lo insultemos o reneguemos de Él. Nunca discrimina por posición social, raza, religión… ¿Somos nosotros como Él?

Creo que no porque nos mandó a su Hijo con condición humana para facilitarnos el camino pero el judaísmo, aferrado a sus desviaciones religiosas históricas, no lo aceptó y en vez de amigo lo consideraron un peligro… ¡No comprendieron la sencillez de su mensaje! ¿Lo entendemos nosotros en nuestros días?

Jesús, a pesar del mal que le hicieron, enseñó el perdón y lo hizo mostrando la diferencia de comportamiento que hay entre la actuación humana, “ojo por ojo”, y la de Dios, “perdonar las ofensas setenta veces siete”. Además, para que comprendieran mejor sus palabras, les regaló la parábola del “Hijo pródigo”. También dejó muy claro que si no rectificamos y perdonamos a los demás sus ofensas el Padre tampoco nos perdonará las nuestras.

Les recomendaba no establecer diferencias entre las personas, les proponía que en las relaciones hubiera AMOR, JUSTICIA e IGUALDAD y para conseguir esa meta, como una cosa es decir y otra hacer: [Lavó los pies a los que le acompañaban en la mesa].

Los hombres tenemos de Dios una idea real, es muy poderoso. Pero, partiendo de esa verdad, cuando nos visitan los problemas, perdemos la confianza en Él y comenzamos a cuestionarle ese poder… ¿Por qué reaccionamos así?

Porque al no comprender el gran misterio de la vida el egoísmo se instala en nosotros, perdemos nuestra capacidad de aceptación, dejamos de amarlo, le damos la espalda y ya sólo nos queda ofenderlo. Pero… ¿Hemos pensado cómo se sentirá Dios cuando escuche nuestras acusaciones y rechazos porque creemos que actúa de manera insensible con nuestros problemas?

Se repite esta escena porque se nos vende cuando se nos presentan la sequía, la pandemia, la crisis económica o las enfermedades que nos tiene abandonados pero la realidad es otra, Jesús siempre se mostró de manera totalmente contraria cuando se encontraba con situaciones de dolor. La prueba está en Mateo 9, 36: [Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.].

¿Cómo es posibles pensar así del Padre si el Hijo vivió haciendo el bien y nos dejó el Espíritu Santo para que nos ayudara?

Entiendo que la Santísima Trinidad es el culmen del proyecto creador de Dios, cuyos elementos fueron apareciendo, poco a poco, hasta que la obra quedó completada. La Palabra estuvo presente desde el inicio y después, cuando llegó el momento, se encarnó en el Hijo, nos enseñó con sencillez el camino del Reino y nos dejó la presencia permanente del Espíritu Santo.

El hombre, por el pecado, estaba en deuda con el Padre pero, por la fe, Jesucristo nos liberó de nuestra carga, nos hizo libres y nos regaló la esperanza de conseguir estar un día junto a Dios en el Reino.

 

 

 

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