Colaboración de Paco Pérez
ESPERAR A JESÚS CON
ESPERANZA
Lucas
habló del futuro narrándoles una escena de catástrofe inminente donde las
fuerzas de la naturaleza se manifestarían causando un gran miedo y desconcierto
a las personas, acontecimientos que precederían a la venida de Jesús, les
aconsejó no perder la esperanza y no tener miedo pues vendría a liberarnos y no
a castigarnos. Recomendó no vivir libertinamente porque arrastra a la perdición
y sí hacerlo de manera correcta para que, cuando nos presentemos ante Él, lo
positivo pese más que lo negativo.
La Navidad es tiempo propicio para reflexionar porque va precedida del tiempo litúrgico de Adviento, días de preparación personal… ¿Lo hacemos?
Creo
que no porque el comercio y los medios se encargan de decirnos cómo debemos
vivirla y qué debemos hacer pues, desde hace unas fechas, nos muestran ese
tiempo alejados de la espiritualidad y cercanos a sus intereses con imágenes
que incitan al consumismo. Lo hacen con la iluminación especial de las calles, establecimientos
y casas; anunciando los alimentos típicos de estas fechas y, cómo no, los artículos
de regalo; ofreciendo viajes y alojamientos para descansar en lugares de
ensueño con la familia…
Caminando
a diario por esta realidad… ¿Se facilita la meditación sobre el acontecimiento
histórico del pesebre o el deseo de comer, beber y divertirnos?
Debería
ilusionarnos CAMBIAR de comportamiento y no perder la ESPERANZA de lograrlo
para no continuar HACIENDO lo de siempre, ESPERAR a que otros nos arreglen nuestros
problemas.
Ante
esta evidencia… ¿Qué debemos hacer?
AYUDAR
en nuestro entorno social, político y religioso para que, con nuestro empuje, todo
cambie y mejore.
Ser
JUSTOS e INCONFORMISTAS al REVISAR lo personal y lo ajeno con la finalidad de
DESCUBRIR lo irregular y DENUNCIARLO, así se podría MODIFICAR la actuación
general, comenzando por nosotros.
Comportarnos
así sería por amor a los demás, lo que Jesús desea, nos pide y espera que
hagamos. Si este sentimiento sincero está presente en nuestros actos la unión
entre todos será una realidad y entonces, si hacemos con quienes más necesitados
están aquello que el Señor nos enseñó, cuando vuelva se sentirá feliz y nos
acogerá.
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