Colaboración de Paco Pérez
JESÚS ENSEÑÓ QUÉ ES LA MUERTE
La Resurrección de Jesús impactó a sus seguidores,
aunque Él ya lo había anunciado. María Magdalena fue la primera sorprendida cuando
encontró el sepulcro abierto, comprobó que no estaba el cuerpo de Jesús y fue a
comunicar a los discípulos lo ocurrido.
Pedro acudió corriendo acompañado de Juan y también se
sorprendió al ver la escena y no comprender lo que veía pero Juan sí la comprendió
porque recordó que Jesús les comunicó “que resucitaría” e interpretó lo
ocurrido como el cumplimiento del anuncio, que era Hijo de Dios, dónde estaba,
el verdadero sentido de su muerte y creyó en Él.
Pedro y los otros lo interpretaron como un fracaso y el fin del proyecto anunciado, no creyeron y se escondieron.
Pagola nos ayuda a comprender a Jesús resucitado
interpretando los encuentros que tuvo con los discípulos: [Jesús es el mismo, pero no el de antes; se les presenta lleno de vida, pero
no le reconocen de inmediato; está en medio de los suyos, pero no lo pueden
retener; es alguien real y concreto, pero no pueden convivir con él como en
Galilea. Sin duda es Jesús, pero con
una existencia nueva.].
¿Qué regaló Jesús a los discípulos con esa nueva
forma de relacionarse?
La oportunidad de comprender el verdadero sentido de
la muerte, que no es el final y después nada, sino el premio por llevar una
vida digna y comprometida con los problemas del necesitado… ¡La salvación
prometida?
¿Nos apuntamos?
Pedro lo hizo cuando comprendió a qué vino Jesús, entonces
creyó, cambió y, sin miedo, salió del escondite, proclamó de Él las cosas buenas
que hizo, que lo crucificaron como si fuera un malhechor y que resucitó. Afirmó
que ellos fueron testigos de haber convivido con Él después de resucitar, que
les dio el encargo de predicar para dar testimonio de lo visto y oído y que por
ello afirmaba que Jesús, al ser juez de vivos y muertos, perdona a quienes creen
en Él.
Pablo aconsejaba que cambiaran, abandonaran la lucha que les hacía
acumular lo perecedero y siguieran el camino que Jesús enseñó al rescatarnos
del pecado con el perdón, el que lograremos si trabajamos practicando el amor universal,
la justicia y la solidaridad.
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