Colaboración de Paco Pérez
JESÚS NO… ¿QUÉ HACES TÚ?
Isaías
les comentó que el Señor siempre estuvo
junto a ellos intentando prepararlos para los acontecimientos venideros y aconsejándoles
mirar al futuro con esperanza para no estancarse en el pasado porque no
reconocerían su grandeza y no entrarían en el proceso liberador futuro que se avecinaba.
Dios deseaba que la mujer y el
hombre vivieran felices en el lugar ideal que les regaló cumpliendo su Ley. Cuando
apareció el egoísmo la incumplieron, sufrieron las consecuencias y todos quedamos afectados… ¿Había
en ella algún punto que desequilibrara sus responsabilidades?
Fueron creados para completar su obra ayudándose y no adjudicando a ella más obligaciones.
Más adelante, la sociedad y no Dios, reguló la
convivencia familiar con un modelo patriarcal injusto porque perjudicaba a la
mujer. Jesús lo conocía y un día, estando en el Templo, acudieron a él quienes
guiaban la espiritualidad del pueblo para plantearle el adulterio cometido por
una señora y que la sentenciara. Como sus intenciones no eran buenas Él los
desarmó con una afirmación que contenía una verdad incontestable: ["El que
no tenga pecado, que le tire la primera piedra."]… ¿Por qué?
Porque el pecado de aquella mujer no era más grande
que los de ellos. Jesús no la condenó, la perdonó y le aconsejó que cambiara.
Aquella sociedad era injusta pues si un hombre y una
mujer habían cometido adulterio… ¿Por qué condenaban sólo a ella?
Jesús fue justo y no tuvo que pronunciarse contra las
leyes de Roma y Moisés.
Debemos impedir que la sociedad convierta la cultura
popular en normas religiosas, cultos equivocados y falsas historias.
Los cristianos, para que no nos confundan, tenemos
la obligación de beber en nuestra fuente, la Biblia. Así aprenderemos que Jesús
no vino a condenarnos sino a salvarnos.
También quiero reflexionar sobre la fuerza que tiene
escuchar la “silenciosa voz de nuestra conciencia”, lo que hicieron aquellos
hombres al recibir la propuesta de Jesús… ¡Reconocer que también eran pecadores
y cambiar!
Pablo afirmaba que Jesús murió por todos, que lo efímero
no vale porque nos empuja a cometer errores, les comentó los suyos y sus esfuerzos
para acabar con los comportamientos equivocados que adquirió y que, cuando conoció
las enseñanzas de Jesús, cambió para quedar enganchado a su causa y trabajar para
estar junto a Él en el Reino.
También decía que nada lograremos de lo anunciado
por Él si no abandonamos lo oscuro de nuestras vidas olvidando el pasado y
mirando al futuro, no defendiendo la verdad contra la mentira, aunque nos
cueste la vida, y dando ejemplo.
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