sábado, 22 de julio de 2017

LAS PARÁBOLAS NOS SIGUEN MOSTRANDO EL CAMINO

Colaboración de Paco Pérez
LA PRUDENCIA, RESPUESTA ANTE LOS PROBLEMAS
Quién no ha pronunciado o escuchado alguna vez esta frase: [Una imagen vale más que mil palabras.]. La publicidad explota a la perfección, desde hace años, la filosofía que encierra… ¿Por qué lo hace? Porque el comercio necesita vender sus productos y para conseguirlo con ella se lo muestra al público mediante un “spot”, a diario, en los medios. Que nadie piense que es un invento de nuestros días porque el pueblo semita ya utilizó la imagen como forma de comunicación y fue anterior a la palabra. También usaron este lenguaje Dios y las personas que escribieron los textos bíblicos, siendo conocido como “semejanza” o “parábola”.

Una vez más, Jesús nos muestra en esta nueva entrega de “parábolas” la gran habilidad que tenía para idearlas, siempre, ajustadas a las necesidades de quienes lo escuchaban.
Para entenderlas mejor debemos partir de que Jesús les hablaba fijándose en la problemática de las personas de aquel lugar y, además, en: El periodo histórico en que se las enseñó, el siglo I; sus profesiones y las particularidades de cada una; el ambiente que condicionaba su convivencia en el marco profesional, familiar o social… Tomemos como ejemplo la “parábola” de “La cizaña”.
¿Por qué ocurrirían los casos de trigales con gran presencia de cizaña?
Jesús, para enseñarnos qué debemos hacer en nuestra vida, nos muestra en este relato la vivencia que aprendió de los agricultores cuando les aparecía en sus sembrados esta semilla mala: Cuál era el mejor momento para eliminarla, cómo se debía hacer y qué destino se daba al fruto de esa planta maligna.
Si a un agricultor de entonces le aparecían plantas de cizaña en el trigal éste tenía claro que un enemigo se las había sembrado. Ahora no suelen ocurrir estas cosas pero en aquellos tiempos esta opción sí era posible… ¿Por qué? Porque debemos saber que las personas o las familias tenían enemigos y la cultura de entonces no favorecía arreglar esos problemas con facilidad sino todo lo contrario, es decir, producían acciones para perjudicar a los otros. En esta parábola queda clara la maniobra, siembran semillas malas en el trigal del vecino con el que estaban enemistados.
Con esta experiencia vital, tal vez, se nos hagan visibles estas realidades: Cómo conviven a diario el bien y mal; lo que debemos hacer, dejarlos crecer juntos hasta que se puedan diferenciar; actuar en el momento adecuado, separándolos y sin cometer equivocaciones y qué debemos hacer con el mal cuando esté perfectamente identificado, separarlo y destruirlo.
Cuando Dios siembra en las personas la fe, a ésta, si cae en tierra fértil y es cuidada correctamente, puede ocurrirle como a la “mostaza, crece y ayuda a quienes la tienen empujándolos a realizar acciones que se manifestarán externamente pero nadie sabrá de dónde procede la fuerza de su acción. La fe es la “levadura” que mueve a las personas a ponen en práctica el mensaje de Jesús.
Dios es único, cuyo poder enorme está sustentado en el principio de la justicia y, como soberano de lo creado, perdona nuestros errores, desea que no dudemos de su poder, es muy permisivo y nos deja hacer lo que deseamos. Con esta forma de proceder nos quiere mostrar el camino que debemos seguir para ayudar a los demás y decirnos que, si caemos, tenemos la obligación de  arrepentirnos y levantarnos.
Sabemos que el hombre es débil pero tendremos confianza en el Espíritu porque Él nos conoce, sabe qué necesitamos y siempre se preocupa de interceder ante el Padre por nosotros.


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