sábado, 1 de julio de 2017

¿QUÉ DEBE SABER AQUEL QUE DESEE SER DISCÍPULO DE JESÚS?

Colaboración de Paco Pérez      
La figura del discípulo estuvo presente en todos los momentos de la historia porque siempre hubo personas muy cultas que destacaron sobre los demás en los distintos campos del saber: La medicina, las matemáticas, la filosofía, la religión… Esa realidad hacía que acudieran hasta ellos quienes deseaban recibir sus enseñanzas. Jesús perteneció a ese grupo de seres extraordinarios que atraían desde el primer momento a personas de todos los lugares y de todas las clases sociales, ocurrió así porque decía y hacía algo diferente a lo que ellos estaban acostumbrados.

Entre Él y los maestros que dejaban huella siempre hubo cosas comunes y otras diferentes:
1.- Tuvieron en común que como maestros enseñaban y estaban rodeados de discípulos.
2.- Se diferenciaron en que Jesús profetizó, curó a los enfermos y eligió a sus discípulos pero los otros maestros no siguieron este camino.
En la Biblia podemos encontrar la veracidad de estas afirmaciones, la encontramos en estos hechos históricos:
a) Jesús LLAMÓ a Pedro, Andrés, Santiago y Juan; a Leví, el recaudador de impuestos, y al hombre rico.
Hemos dicho que antes, y ahora, los hombres que deseaban aprender acudían a los hombres de ciencia para ser sus discípulos a fin de que los instruyeran pero con Jesús no ocurrió lo mismo porque fue Él quien los eligió. Cuando los cinco primeros recibieron su invitación la aceptaron de inmediato y lo siguieron pero el “hombre rico” no lo siguió cuando se lo propuso, éste dio más importancia a los temas materiales que a la consecución del Reino.
b) Seguir físicamente a Jesús nos acarrea unas decisiones muy duras pues tenemos que abandonar la casa, la familia y el trabajo porque al no hacerlo así no podríamos llevar una vida libre y sin las cargas de la materialidad y el egoísmo.
En Mateo 10, 37-39 se nos confirma lo anterior:
[En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
- El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí.].

c) Jesús trató a sus elegidos de frente y por eso les advirtió que seguirlo llevaba aparejada la posibilidad de verse afectados por diversos peligros. Ejemplos:
- Salvar o perder la propia vida.
Él cargó con su cruz y con la de los demás, pero los hombres lo mataron… ¿Qué solemos hacer los hombres que vivimos en este mundo materializado?
Muy pocas personas abandonan totalmente los bienes materiales con los que sostienen su bienestar, la familia y sus proyectos de futuro. La mayoría seguimos aferrados a ellos y lo justificamos con diversos alegatos que enmascaran la realidad, nuestro apego a lo terrenal.  
- Soportar el rechazo de la propia familia. 
El enfrentamiento con ella sucede porque estamos acostumbrados a vivir unidos y, al seguir a Jesús, nos separamos del grupo por lo que se cortan las relaciones habituales y se crea un fuerte malestar porque perdemos la dependencia emocional y económica que a diario recibíamos de ella.
Jesús proponía a sus discípulos la condición de abandonar la propia casa, por eso los prevenía de los problemas que tendrían con la familia por ello. Lo que les anunciaba era el fruto de la experiencia que él mismo había vivido con la suya. El ejemplo lo encontramos hoy en Marcos 3,31-35:
[Llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen:

- ¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.
Él les responde:
- ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice:
- Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.].
La madre y los hermanos de Jesús se sienten rechazados por Él cuando, a mi entender, lo que hizo fue seguir con su labor evangelizadora y, por respeto a quienes le escuchaban, siguió de manera responsable sus enseñanzas… ¿Lo haríamos nosotros igual que hizo Él y en situaciones similares?
En este caso, ni su propia familia lo comprendió pero Jesús se mostraba así de radical cuando enseñaba el camino a sus discípulos… ¡Tenían que dedicarse por completo a Él y a su misión!
El profeta Eliseo se nos presenta como un ejemplo de hombre religioso, digno de ser conocido y analizado. Por un lado tenemos el comportamiento que debió tener con las personas, ahí se fijaría la señora que lo acogió en su casa para verlo como un hombre de Dios; se lo comentó al marido y acordaron que se alojara en su casa cuando visitara su poblado.
La respuesta de este matrimonio al acogerlo se ajustaba a lo que Dios desea que hagamos con los necesitados: [El que abre sus puertas al viajero las tiene abiertas para el encuentro con Dios.].

Eliseo actuó en nombre de Él y les regaló la dicha de ser padres, a pesar de sus particularidades, porque se lo ganaron al cumplir con: […el que os recibe a vosotros, a mí me recibe… el que dé de beber…].

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