miércoles, 8 de mayo de 2019

LA PEÑA “EL CHURRO”


Colaboración de Paco Pérez
VIVENCIAS
CAPÍTULO IV
Me comentaron las señoras “peñistas” que protagonizaron muchas, me contaron algunas y, supongo, si no me han relatado ninguna más, hasta ahora, será por la sencilla razón de que prefieren mantenerlas descansando en el “baúl de los recuerdos”, yo así lo interpreté y no les insistí más.
JUGANDO A OPERADORA CON “CINEXÍN”
Cuando eran niñas había pocos aparatos de TV para comer el tarro a las personas con los anuncios, sobre todo a los pequeños, pero a pesar de esa realidad a PaquiLa Trapera” le llegó la noticia de que había una máquina pequeña de juguete que servía para echar películas.

Desde que se enteró empezó a darle vueltas al tema y cuando llegó diciembre comenzó a dar la tabarra a sus padres para que en la fiesta de “Reyes” le regalaran una. Tanto les insistió que su deseo se vio cumplido, el regalo la hizo muy feliz y por culpa de él, al comienzo de tenerlo, salía a la calle con menos frecuencia.
Un domingo amaneció el día lluvioso y las amigas se sintieron contrariadas, no sabían cómo divertirse y entonces les propuso Paqui pasarse por su casa, coger el “Cinexín”, marcharse a la casa de su abuela FranciscaLa Pintá”, porque a ella le encantaba que en su casa hubiera gente, y ver allí una película mientras llovía y esperaban que paraba la lluvia para salir a la calle a jugar.
El numeroso grupo de amigas que acompañó a Paqui no molestó a  la abuela sino que las acogió encantada, las acomodó en la “sala de estar” mientras la operadora preparó la proyección, ésta apagó las luces, accionó el arranque, las imágenes comenzaron a proyectarse en la pared y el silencio inundó la estancia.
Cuando acabó la película una de las espectadoras se asomó a la ventana y al regresar les comunicó que seguía lloviendo, la abuela les propuso no marcharse y tomarse unos mantecados. Ellas aceptaron encantadas y cuando liquidaron el contenido de la bandeja, como la lluvia no cesaba, Paqui arrancó de nuevo la máquina y volvieron a ver la misma película. Fueron tres o cuatro las veces que proyectaron la cinta, no se cansaban y la abuela se sentía encantada con su compañía.
Todas estaban muy pendientes de la pantalla cuando una de ellas comenzó a oler a quemado y, sin esperar un segundo más para ver qué ocurría, gritó:
- ¡Fuegoooo!
Todas se levantaron y salieron corriendo hacia el portal y una vez allí descubrieron lo que había ocasionado la alarma:
¡La Manola de “Chirupa” había metido el vestido en el brasero y lo llevaba ardiendo!
La abuela acudió en su ayuda, se lo apagó y ahí acabó el susto. Después ya no tuvieron ganas de seguir con la película y se marcharon para sus casas con las caras largas pues la lluvia y el fuego les habían arruinado el juego y el espectáculo.
Unos días después las amigas quedaron sorprendidísimas cuando comprobaron que Manola llevaba puesto otra vez el mismo vestido pues su madre se lo restauró y había quedado como nuevo… ¡Le hizo un perfecto arreglo y quedaron asombradas cuando lo vieron!
El suceso ocurrió porque la calefacción que tenían en la mesa provenía de un “brasero de ascuas” que estaba colocado en una “tarima de madera” y, como Manola y algunas más estaban sentadas en ella, por esa razón se le quemó a ella el vestido.

APRENDIENDO MECANOGRAFÍA CON JERÓNIMO
Jerónimo Cañas Martínez “El del Estanco” fue un personaje inolvidable de nuestro pueblo porque, siendo invidente, siempre participaba en las actividades que se organizaban en la Parroquia o en Cruz Roja para ayudar a quienes lo necesitaban.
Pero lo que más me ha impresionado de este relato fue el recuerdo que PaquiLa Trapera” conservaba de él cuando les daba clases de “Mecanografía” en su casa, yo desconocía que hubiera desarrollado en alguna ocasión esta faceta pedagógica.
Paqui, al recordarlo, todavía manifestaba su asombro cuando hablaba de algunos detalles de las clases que les daba.
Para acostumbrarlas a que escribieran sin ver las teclas les ponía un folio sobre ellas pero las alumnas, cuando se veían perdidas, continuaban escribiendo con una mano y con la otra levantaban el papel, lo hacían todas. Supongo que creerían que como estaba invidente él no se iba a dar cuenta de lo que hacían pero se equivocaron porque no sabían que a los invidentes les falta el sentido de la “vista” pero tienen muy desarrollado el del “oído”, esta circunstancia le hizo a Jerónimo percatarse de la trampa que le estaban haciendo y quienes eran, entonces él las llamaba al orden así:
- Luchy, Paquitina… ¡No levantéis el papel!

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