sábado, 28 de noviembre de 2020

ADVIENTO I

 

Colaboración de Paco Pérez

VIGILANCIA Y ESPERANZA

El Adviento nos anima a que prepararemos el encuentro con Jesús… ¿Tenemos un plan?
Cuando nos anuncian que van a visitarnos en casa, antes, hacemos el esfuerzo de limpiarla y ordenarla con la esperanza y la ilusión de agradar a nuestros visitantes.
En esta ocasión será Jesús quien entrará en nuestro hogar y deberemos preparar con ilusión su venida, lo haremos ordenando nuestras vidas mientras caminamos en el presente guiados por la objetividad para que ella nos ayude a mirar hasta el pasado con el fin de encontrar la experiencia que nos empuje a corregir los errores y una vez cargados de esperanza e ilusión podamos construirnos un futuro ausente de ellos.
Si trabajamos buscando lo esencial entonces renovaremos nuestra conducta, evitaremos desperdiciar la vida en actos inútiles y el bien triunfará.
El mejor ejemplo de renovación nos lo regala el águila cuando, a los cuarenta años, tiene que decidir entre desprenderse de sus pesadas plumas, del pico demasiado encorvado y de las uñas frágiles que le impiden poder seguir cazando para comer o no hacerlo y morir. Aquellas que lo hacen sobreviven y prolongan su vida hasta los setenta años.
Las personas, si queremos crecer como cristianos, también deberemos despojarnos a tiempo de nuestros cumplimientos religiosos inútiles, esos que están sustentados en actos tradicionales, y entonces abrazaremos al camino que nos diseñó Jesús.
Para lograrlo corregiremos la negativa influencia que ejerce en nosotros la realidad de nuestros tiempos… ¡Vivir inmersos en una sociedad materialista que nos empuja a consumir por placer y no por necesidad, siendo el comercio egoísta quien nos sirve la tentación de comprar por comprar!
Las relaciones sociales funcionan guiadas por la filosofía empresarial, si no obtengo beneficios de las personas me alejo de ellas, rompo las relaciones y me apego a quienes puedan darme algo, así es como dejamos arrinconado el sentimentalismo y el tiempo de convivencia con los amigos de siempre o con la familia.
Para salir de esta situación deberemos agarrarnos a la esperanza de que todo mejorará si apostamos por cambiar el modelo educativo actual en la familia y en la sociedad. Para ello valoraremos a las personas por lo que son y les ayudaremos sin buscar nada a cambio; defenderemos siempre la verdad guiados por un espíritu crítico, pero objetivo, que impida al mundo exterior manipularnos y educar a los hijos en el sacrificio, mediante la renuncia razonada a los caprichos.
Mirando al pasado nos encontramos con el texto de Isaías y en él nos expone con dolor el hecho histórico del retorno del pueblo de Israel desde el cautiverio pues sabía que después había que reconstruirlo todo, por eso lamentó que el origen del mal que causó la deportación hubiera estado en el Templo y en la monarquía pues sabía bien que la tarea que les esperaba después era dura por conocer el pensamiento de quienes regresaban, por eso proclamó que el Señor era el único Dios, el creador de todo el universo, reconoció así su grandeza y poder pero también se lamentó de que tenía abandonado al pueblo de Israel y, a pesar de todo, siguió confiando en Él y le pidió que actuara poniendo a cada uno donde le correspondiera.
Pablo recordó a los corintios que él siempre los tenía presentes en sus oraciones y que Dios les regaló unos dones que ellos debían poner a trabajar para que quienes los recibieron, cuando venga de nuevo Jesús, les presentaran algo positivo y Él se lo recompensara.  
¿Por qué les escribió esta carta?
Porque las primeras comunidades cristianas, y él también, esperaban la segunda venida de Jesús de manera inminente y por eso los animaba a estar con los deberes hechos.
En el evangelio, el Señor se muestra confiado con sus empleados y los deja al cuidado de su hacienda durante su ausencia y, por esa razón, ellos deberán portarse bien. Partiendo de este sencillo ejemplo se nos recomienda ser fieles y perseverantes en el cumplimiento del deber y estar siempre vigilantes para poder cumplir con las obligaciones que tenemos con los demás y así, cuando nos llegue el final de los tiempos, seamos acogidos en su Reino

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