jueves, 18 de julio de 2024

HABLAMOS DEL REINO PERO…

Colaboración de Paco Pérez

¿DERRIBAMOS LOS MUROS QUE LEVANTAMOS?

Jeremías, conociendo la mala gestión de los dirigentes religiosos y políticos y el dolor que ocasionaban al pueblo, les comunicó que Dios les ayudaría y que los malos pastores serían sustituidos por otros que serían rectos y justos. 

Vino Jesús, seguían los problemas, les habló de la llegada del Reino -tarea complicada-, se rodeó de colaboradores, éstos lo acompañaban, aprendían y las gentes acudían atraídos por sus mensajes o porque ayudaba a los más necesitados, lo principal.

Él se encontró con un pueblo desunido porque el judaísmo les puso 613 preceptos obligatorios, un muro invisible e infranqueable que separaba a las personas en judíos y gentiles por el hecho de haber sido educadas en creencias religiosas distintas. El ejemplo visible de esa realidad estaba en el muro de piedra del Templo que separaba el patio de los judíos y el de los paganos y el invisible era el odio que se tenían.

Para derribar obstáculos como ese y abrir la mente y los corazones de las gentes preparó a los apóstoles y los envió a evangelizar. Al regresar contaron a Jesús lo que habían hecho, Él los observó agotados y les propuso que descansaran pues toda actividad, para que sea eficaz, necesita dedicación plena, descanso, reflexión y revisión de la praxis… ¿Lo hacemos?

Es un error no hacerlo por creer que nuestro trabajo es perfecto pero actuaremos bien revisando lo hecho, rectificando los errores y mejorando el proceso.

Los apóstoles tardaron en comprender el sentido que Jesús daba a sus mensajes pues estaban muy amarrados a la tradición del judaísmo. Al regresar les propuso alejarse de la gente pero acudió la multitud y los atendió. Cambió

para enseñarles que atender al prójimo es lo primero, aunque estemos cansados, y que la predicación no tiene tregua.

A veces, los muros que levantan las ideologías religiosas o políticas son más difíciles de eliminar que los físicos. Los judíos y los paganos vivían así aunque Jesús, con su ejemplo, intentó eliminarlos.

Han pasado muchos años pero las ovejas siguen padeciendo las consecuencias de estar al cuidado de unos pastores políticos o religiosos que no cumplen con sus obligaciones y las llevan a despeñarse por incompetencia, irresponsabilidad, egoísmo, ausencia de principios…

Para mejorar potenciaremos los planteamientos de la familia tradicional, aunque sepa a rancio, pues no hacerlo indicará que no reflexionamos y que no estamos dispuestos a rectificar.   

Ese problema también estaba en las comunidades cristianas que fundó Pablo y les ayudó a comprender que, después de Cristo, ya no tenían sentido los muros por raza, cultura, religión o cualquier otro elemento diferenciador pues su justicia universal los había derrumbado.

En España se nos levantan muros lingüísticos y territoriales, cada vez más altos, por egoísmos, injusticias y atropellos de toda índole… ¿Por qué?

Porque olvidamos que el egoísmo genera injusticia, ésta atropellos y la consecuencia podría ser la destrucción de lo conseguido.

 

 


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