jueves, 16 de junio de 2016

EL ANCIANO BUENO

Colaboración de Ramón Albao Carmona
Al señor Julián, que siempre me devolvía el saludo.
Por la calles encaladas
paseando voy sereno,
acariciándome la vista
con mi pasito muy lento.
 
En la puerta, una cesta
con verduras y pimientos…
¡Compre usted que están fresquitos,
que son muy villargordeños!

Un vecino en su silla,
a la sombra y somnoliento,
la cachimba entre sus labios
y recordando viejos tiempos.

¡Buenos días! –le saludé.
El señor, sentado y quieto,
me sonrió, me contestó con la mano
y… ¡Hasta luego!

Aquel anciano tan sencillo,
con su cara de bueno,
es la gente llana y humilde,
es la gente de este pueblo.

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