miércoles, 17 de julio de 2013

EL POZO


 Colaboración de Paco Pérez

Blas “El Beatrizo” y Pedro “El Chisque” fueron dos grandes peluqueros en nuestro pueblo. Ambos, en sus ratos libres, practicaban además la interpretación de piezas musicales con sus instrumentos de cuerda, el violín y la mandolina.
 
 
Eran tiempos difíciles y, para ganarse unas pesetas con que alimentar a sus hijos, formaron parte de un grupo musical que amenizaba las bodas o cualquier otra celebración en Villargordo o en cualquier otro pueblo.

Su grupo musical fue contratado un día para divertir a los asistentes a una boda, ésta se celebraba en otro pueblo. Cuando llegaron al lugar de la celebración instalaron los atriles y demás elementos. Pedro, que era muy calcucero y bromista, se dio una vuelta por el patio del edificio y en él encontró un pozo que reunía todos los elementos externos propios: brocal, arco metálico, cuba y cuerda. Se asomó y se llevó una gran sorpresa… No tenía agua y sí una risca gigante que estaba a una profundidad de un metro, más o menos.
Volvió con los músicos y no les comentó nada. Procedió así porque concibió una putada para su buen amigo Blas. Antes de comenzar a tocar le comentó, en plan confidencial:
- Estoy muy mal.
- ¿Qué te pasa? Cuéntame hombre.
- No quiero meterte en líos con mi familia –le respondió Pedro.
- Pedro, los amigos estamos para ayudarnos, qué líos voy a tener yo por echarte una mano.
- Lo sé pero es mejor que no entres en el asunto.
En ese momento los llamaron para tocar, se subieron al escenario y, mientras interpretaban, Blas estaba sumamente pendiente de su amigo. En un descanso Blas se lo llevó a dar un paseo para intentar calmarlo pero Pedro insistía en la gravedad de los hechos, en que éstos no se resolvían desde fuera y que sólo él podría darle solución.
Volvieron al trabajo, Blas se puso ahora a tocar junto a Pedro y éste, mientras tocaba, le hacía gestos de desesperación y le soltaba expresiones de desánimo de vez en cuando:
- ¡¡¡No tiene arreglo el asunto!!!
- ¡¡¡Tranquilo, ya verás como sí buscaremos algo!!!
Con este cruce de expresiones estuvieron un rato y en otro descanso, mientras se tomaban una cerveza, Pedro continuó con su pesimismo y Blas con su labor de ayuda. De pronto, se levantó Pedro sosteniendo en una de sus manos la botella de bebida y exclamó:
- Ya no aguanto más y ahora verás cómo arreglo yo mi problema.
- ¿Qué vas a hacer?
Pedro no le responde y sale corriendo hacia el patio, Blas le sigue intentando detenerlo y no lo consigue, se sube al brocal del pozo y se tira al interior. Blas llega asustado y de manera apresurada, se asoma y escucha:
- ¡¡¡Socooorro, que me ahooogo!!!
Se callaba y entonces escuchaba el sonido que se produce cuando alguien se está ahogando.
Blas miraba y no descubría dónde estaba Pedro, sólo escuchaba el sonido gutural del que se estaba ahogando. Salió corriendo en busca de ayuda y, cuando regresaron todos corriendo, se encontraron a Pedro sentado en el brocal y haciendo gárgaras con la cerveza.
Así se divertían nuestros mayores y, a veces, llevaban las bromas a estos extremos.

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