viernes, 18 de abril de 2014

SEMANA SANTA 2014


PREGONERO:
Santiago López Pérez
CAPÍTULO III

DOMINGO  DE  RAMOS
Mañanas de Domingo de Ramos, mañanas de un cielo azul diáfano. Mañanas de primavera, cuando la vida se renueva, y el campo estalla en colores mostrando la belleza de la mano que lo ha creado.
En este día santo los niños suben alegres a la Ermita con sus palmas y sus ramos, a recibir al Señor que a lomos de un borriquillo viene montado. Un humilde borrico es el trono sagrado que todo un Dios ha elegido para confundir a los sabios. Admiremos la humildad del Rey más poderoso a lomos de un pobre asno. Es la procesión más auténtica  desde el punto de vista evangélico.
Y sucede que el recuerdo me lleva al Domingo de Ramos de otros años, cuando era monaguillo y se hacía una procesión de las Palmas, que más bien era un simulacro, pues solía consistir en darle una vuelta a la plaza, en doble hilera de fieles con el cura situado en medio. Acabada la vuelta, el pueblo volvía al templo y se continuaba con la Misa. Entonces, sólo se procesionaba con palmas blancas; con ramas de olivo ni siquiera se planteaba. Y después de la celebración, los niños pedíamos algunas hojas de  palma para hacer los trepasimones, los lagartos, las torres y cruces trenzadas que luego colgaríamos de los balcones para proteger nuestras casas de los peligros de las malas tormentas.
Domingo de Ramos, Villargordo sale a las calles con la alegría de ver el Paso que la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Paz en su entrada en Jerusalén y San Antonio Abad procesiona por nuestro pueblo. Ha sido un año de espera y ya ha llegado el momento. El espíritu cofrade estalla de gozo y la responsabilidad de ser cada año los primeros en presentarnos a Cristo redobla voluntades para que todo salga perfecto. Es el Domingo Triunfal en el que Nuestro Señor, manso y humilde de corazón, nos bendice a todos con su paz. Procesión de la alegría en la que Cristo es el motivo para el encuentro con los amigos a los que no  vemos desde hace tiempo. La paz que el Señor de la borriquilla nos va dejando se hace tangible en saludos, en abrazos. 
     
Vayamos todos juntos a recibirlo
con nuestros ramos de olivo,
pues todo un Dios ha querido,
desde la sencillez de un pollino
mostrar el verdadero camino
para el que anda perdido.
Vayamos todos juntos a recibirlo
con el corazón henchido,

con nuestros ramos de olivo.

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