miércoles, 15 de octubre de 2014

ESTUVIMOS EN LA BODA DE…

Colaboración de Paco Pérez


Siendo las 13:00 horas, un grupo de familiares y amigos de Tere Quesada Cantero y Pedro Mateos Delgado acudíamos a la Basílica Menor de San Ildefonso en Jaén, desde Mancha Real y Villargordo, porque habíamos sido convocados por ellos para participar en el acto cumbre de sus vidas… ¡¡¡Su enlace matrimonial!!!



Pedro lo hizo siguiendo el ritual tradicional de nuestro pueblo, nos visitó en casa para llevarnos el típico sobre con la invitación. Le agradecimos que deseara ser acompañado por nosotros ese día, durante unos minutos hablamos del cambio que se le avecinaba en su vida y le prometimos que sólo nos impediría acompañarlos algún acontecimiento no esperado ni deseado. 
Cuando se marchó abrimos el sobre para ver el contenido, éste era:  
Recibirla fue emocionante para nosotros porque nos hizo recordar que uno de nuestros hijos, Luís Ángel, también empezó a caminar por el sendero del matrimonio un 12 de octubre.
El fijado y a la hora programada viajamos en el autocar hasta la capital y, de manera puntual, comenzó la ceremonia religiosa.
Pedimos al Padre por vuestra felicidad y, a la conclusión de la ceremonia religiosa, retornamos al incomparable marco de la calle Bernabé Soriano, popularmente conocida como “La Carrera”. Allí esperamos que el autocar regresara al punto de encuentro para transportarnos hasta Pegalajar, nuestro siguiente destino, y allí continuamos con la fiesta que habían programado para agasajarnos. Ésta tuvo lugar en el incomparable marco serrano en el que se encuentra el restaurante que habían elegido:
Como la meteorología estaba por la labor de escuchar a los agricultores y fastidiar a los contrayentes e invitados pues una vez que estuvimos en el restaurante nos pasaron al interior para que nos fuéramos acomodando en las mesas montadas para el acontecimiento que nos llevó hasta allí. Cuando entramos yo, hablo por mí, quedé fascinado con el lugar porque no lo conocía y por eso recibí una grata impresión… ¡¡¡Pasen al interior y comprueben lo que digo!!!


Una vez acomodados fuimos atendidos muy bien por el servicio del restaurante durante la “Copa de espera”:


Cuando los contrayentes entraron en el recinto fueron recibidos, como es costumbre por el metre y su equipo. Éstos les dieron la bienvenida, los felicitaron, les desearon lo mejor y les ofrecieron la típica copa de espumoso, a ellos y a los padres, para que brindaran por un futuro lleno de felicidad.
En la mesa número 23 fuimos ubicados ocho personas. En ella sólo podían sentarse quienes reunieran alguna de estas condiciones: Ser viejos colegas en travesuras o en la docencia; acreditar tener un buen currículum gastronómico con la cuchara, el tenedor o en la cata de caldos contrastados; ser rancios e inmejorables vecinos o familiares próximos. Nos escanearon al acreditarnos para tal mesa y, según el informe, sólo cumplíamos algunos de esos requisitos cuatro mujeres y cuatro hombres. La verdad, nos vino muy bien ser ocho porque estábamos muy amplios en la mesa y como todo nos resultaba tan bueno pues pudimos saborear las tapas que nos ofrecían de manera más abundante, con esos ingredientes las veladas siempre resultan magníficas.
Para presentar a algunos de sus integrantes usaré procedimientos circenses y tomaré prestada la gran expresión de Adriano Jiménez Mendoza,El Gran Chápiro”:
- ¡¡¡Con ustedes, algunos integrantes de la selección turca!!!


También a algunos componentes de la mesa presidencial y de la vecina:
El menú que nos sirvieron fue magnífico pues lo considero así al valorar la calidad  y la preparación. Si alguien cree que es mentira que lo copie, lo prepare en casa, lo deguste y después hablamos:
El grupo chirigotero “Los viejos carrozas” se acercó hasta la mesa 23, se aposentó en ella, nos deleitó con un viaje al pasado y en él recordaron las historias cómicas reales que vivieron con algunos personajes de Villargordo, las historietas recordadas ocurrieron hace ya más años que pocos y la mayoría de los actores ya están fallecidos. Las presentaron con el nombre de…
¡¡¡Hay que ver lo que nos hace recordar el vino!!!
Finalmente, durante los postres, todos los invitados nos pusimos de acuerdo y cantamos aquella bella canción de la década de los sesenta que decía… “Con un sorbito de champagne…”. Con ella alcanzaron un gran renombre “Los Brincos” y ese día, a nosotros, nos hizo viajar a nuestros años jóvenes.
Todos levantados, teníamos la copa en la mano y ya estábamos preparados para brindar pero, de manera inesperada, escuchamos por la megafonía una voz autoritaria que nos ordenó… ¡¡¡Hagan un CLIC en “BRINDEMOS” por la felicidad de Tere y Pedro!!!
Después de acabar con el contenido de la copa, todavía estábamos flotando con el recuerdo, los nuevos esposos pasaron a saludarnos, tuvimos que aterrizar de manera precipitada, hablamos de temas, les deseamos lo mejor en su nueva vida de casados, nos dimos un sincero y emotivo abrazo y les deseamos que pasen una inolvidable “luna de miel” en EEUU.
Finalmente, cuando Pedro y Teresa continuaron saludando a otros invitados abandoné la reunión porque ya tenía que hacer una visita urgente y obligatoria a la familia “Roca”. Una vez que la di por concluida me despedí de ella y, a la salida, observé que había en el horizonte unas vistas magnificas por lo que no resistí la tentación de grabarlas para el recuerdo:



De regreso al recinto externo grabé el ambiente que se estaba preparando para comenzar el festival de los fresquitos en la la parte final de la fiesta, la “barra libre”.
Acababa de grabar esta foto cuando me topé con mi esposa Mari, ella también regresaba del lugar que yo ya había visitado de manera algo precipitada; Juan Antonio y Mari Juli también aparecieron en la explanada del recinto acompañados de Alonso y Vicenta; nos comunicaron que ya iban a regresar al pueblo; como nuestras obligaciones en casa nos reclamaban pues nos apuntamos a volver con ellos y, antes de hacerlo, decidimos volver a la “Cueva” para despedirnos de la familia de Pedro.
Durante el viaje de regreso me lamenté en silencio de tener que abandonar la velada antes de concluir porque me sentía cómodo. La mente, que nunca está en descanso, voló y me hizo recordar una frase inmortal que leí hace tiempo de aquel genio del celuloide ya desaparecido, Groucho Marx, y hoy la adapto para vosotros como explicación de nuestro abandono anticipado de la fiesta: [Debemos confesar a Pedro y Teresa que nos tuvimos que marchar porque nacimos a una edad muy temprana.]
Lo que narramos hoy es porque lo hemos vivido y visto así, lo contamos tal cual para que quede constancia de nuestra presencia en la gran fiesta que hemos compartido con los invitados de ambos y en la que dos familias han quedado fusionadas para siempre con la fuerza del AMOR de estos dos jóvenes amigos, Tere y Pedro.
Amigo Pedro, no quiero dejar pasar la ocasión que me brinda este relato para proclamar con satisfacción, que nuestra diferencia de años nunca fue un obstáculo para que un juego, el ajedrez, nos reuniera en torno a un tablero y unas figuras y para que con el paso de los años, gracias a ese juego, hayamos pasado muchos momentos inolvidables junto a otras personas y que a nosotros nos haya regalado además una amistad sincera y verdadera.

Te ofrezco este recuerdo porque ahí estuvo el fundamento de nuestra amistad, nos permitió charlar bastantes años sobre distintos temas y sufrir o disfrutar con los acontecimientos personales que hemos tenido en esos años, por ejemplo, sobre tu tenacidad para alcanzar la meta que perseguías, ser funcionario.
Espero que el haberte casado no sea un impedimento para que en los momentos que te lo permita tu nuevo estado continuemos visitando el punto de encuentro que tenemos en “Zona 3”… ¡¡¡Te esperamos, amigo!!!
Con cariño

PACO y MARI

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