domingo, 29 de abril de 2018

LA VID Y LOS SARMIENTOS


Colaboración de Paco Pérez
Los españoles estamos viviendo todos los días la experiencia lamentable de levantarnos y acostarnos con escándalos que nos están deparando unas sensaciones inaceptables y por ellas se está reclamando un cambio radical del sistema… ¿Por qué?
Porque cuando algo no marcha se deben tomar decisiones individuales o corporativas con responsabilidad que permitan cambiar lo que no sirve y se pongan en marcha las que enderecen el rumbo torcido.

Jesús, para que los hombres pudieran poner en marcha su proyecto, les dejó la “parábola de la vid” y en ella les mostró el papel que deberían tener en sus relaciones con Él (la vid) los sarmientos (las personas). En ella se nos enseña que, para que demos buenos frutos, será necesario que permanezcamos UNIDOS a Jesús, fieles a su mensaje, cambiando nuestros actos, cumpliendo con nuestro cometido y entonces daremos buenos frutos… ¿Qué sucede a los sarmientos cuando se secan?
Si formamos parte de la familia de los “hijos de Dios” todos tendremos que cumplir con los preceptos que nos dejó y si no lo hacemos nos ocurrirá como a los sarmientos secos… ¡¡¡Seremos cortados, echados fuera y arrojados al fuego!!!
Debemos recordar que Jesús llamó a Pablo cuando lo derribó del caballo, le mostró el camino, él lo escuchó y cambió de comportamiento… ¿Por qué seguimos sin fijarnos en este mesaje?
Lo que vivió él es aleccionador porque su realidad nos demuestra que cometer errores no es un problema, si lo reconocemos y cambiamos a tiempo, porque si procedemos así el Padre nos perdona. Lo que sí es grave es continuar dando la espalda a sus llamadas y seguir por el camino equivocado. El cambio que se operó en Pablo fue radical pues pasó de perseguir a los cristianos a ser perseguido como uno de ellos y a morir por esa causa.
Después de dos mil años seguimos caminando sin rumbo, perdidos en las rutinas y alejados de la verdad que nos regaló Jesús y de las 
las pautas que Juan nos marcó para nuestro comportamiento: Vociferar que tenemos fe, que amamos al prójimo y después seguir sin hacer algo diferente no resuelve nada a quienes necesitan algo de nosotros, el camino que debemos recorrer es ayudarles en silencio.  
Es necesario que practiquemos un actuar coherente, haciendo lo decimos creer. Si lo logramos nuestra conciencia nos dejará en paz y dormiremos pero de no hacerlo nos lo recordará, no dormiremos bien y deberemos cambiar nuestra actuación cristiana antes de presentarnos al Padre.
No olvidemos que si creemos en Jesús y cumplimos con el prójimo el Padre nos acogerá y su Espíritu nos ayudará.
En el AT se contemplan las relaciones entre el pueblo, los que los dirigen y el PADRE:
Isaías 3, 14: [El Señor entra en juicio con los ancianos de su pueblo y con sus príncipes: Pues vosotros habéis devorado la viña, el despojo del pobre está en vuestras casas.].
Jeremías 12, 10: [Muchos pastores han arruinado mi viña, han hollado mi heredad; han hecho de mi hermosa heredad un desierto desolado.]. 
Trabajar por el “Reino de Dios” es misión de todos, pastores y fieles, pero si no corrigen los pastores la ruta equivocada del rebaño este se despeñará… ¿Todos tenemos la misma responsabilidad?
Yo creo que no y ya va siendo hora de que se dé el paso definitivo, abandonar las rutinas y puesta en marcha del verdadero plan de Dios.



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