viernes, 22 de julio de 2016

LA INDIGENCIA Y LOS POLÍTICOS

Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
Ante la impotencia que siento por la irresponsabilidad de nuestros políticos, y supongo que también le ocurrirá lo mismo a la mayoría de los españoles que tienen dos dedos de sentido común, me viene con el recuerdo una noticia que me causó mucha indignación en el momento de saltar a los medios. Ocurrió el 14 de diciembre de 2013 y al día siguiente nos despertábamos muchos andaluces con la lamentable noticia del fallecimiento de los tres miembros de una familia en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), había sucedido el día anterior.

Lo sucedido no hubiera tenido tanta resonancia si la desgracia acaecida a esa familia no hubiera sido difundida por los medios en el formato periodístico que utilizaron, hablar de lo ocurrido sin tener las pruebas… ¿Qué noticia dieron?
Que las muertes habían sido el fruto de “la precariedad económica” que padecían, producida por el síndrome del desempleo y por la presunta negligencia de los profesionales de la medicina que acudieron al domicilio.
Así fue presentada en los medios la noticia, fue un formato impactante para los ciudadanos porque las primeras informaciones hablaban de que la situación de indigencia en que estaban les hizo sobrevivir con la comida caducada que recogían en los contenedores de basura que había cerca de los supermercados y con la recogida de cartones y ropa usada… ¿Qué persona bien nacida no quedó destrozada cuando escuchó ese relato informativo?
Todos, supongo, nos sentíamos en esos momentos muy afectados porque los tiempos en que vivimos nos están enseñando que nadie puede considerar que la situación de privilegio que hoy tiene es eterna pues puede cambiarle en cualquier momento y mañana mismo todos podemos formar parte del “club de la indigencia”, nosotros o cualquiera de nuestros familiares.
Unas fechas después de la tragedia la información se mostró ya de manera diferente y entonces fue cuando me percaté de que hay en España demasiado periodismo de “tres al cuarto”. Opino así porque hay algunas personas que ejercen esa profesión con poca dignidad debido a que sólo buscan dar la noticia y no reparan en los daños colaterales que causan a las personas por esa forma de publicar: Lo impregnan de unos niveles máximos de explosividad y de unos mínimos de fiabilidad. Ocurrió lo último por haber sido unos imprudentes profesionales que no contrastaron previamente los hechos cuando hacerlo es la primera norma del periodismo y en este caso la imagen dada es que se la saltaron a la torera esa norma. Se precipitaron al comunicar que sobrevivían con los alimentos que encontraban en los contenedores de los supermercados y que haberlos ingerido caducados podría ser la causa de los fallecimientos.
 Unas horas después de divulgarse la noticia entraron en escena los políticos, los que sólo pensaban en ellos y en sus siglas, y comenzaron a dar voces para salvar el trasero político de quienes gobiernan en Alcalá de Guadaíra y en Andalucía… ¿Qué travesura hicieron esos señores?
Pedir responsabilidades al Gobierno Central por los recortes que nos habían aplicado a los españoles… ¡¡¡Hay que ser de piedra cuando se escuchan estas barbaridades para que no se nos remueva el estómago!!!
Estos señores, habiendo ocurrido los hechos en Andalucía y no en Madrid; elevaron la voz para alejar de su partido la presunta  responsabilidad política, si es que la había habido; adquirir notoriedad o para sacar tajada electoral personal.
De estos políticos no me fío porque, la mayoría de las veces, el verdadero motivo que los empuja a actuar así es para distraer a la ciudadanía-electoral; en este caso considero que, tal vez, intentaban impedir que los vecinos se manifestaran para pedir responsabilidades políticas contra el alcalde de Alcalá de Guadaíra y contra la Junta de Andalucía por lo ocurrido a esos vecinos.
Después de la desgracia acudieron con rapidez para mostrarse al público, aparecer en las fotos y en los medios, así ya nos enseñaron sus verdaderas intenciones. Siempre actúan jugando con el dolor ajeno para intentar no recibir arañazos en las urnas. Estas patrañas tan descaradas no suceden en otros lugares porque sus principios son más elevados que en España, y mucho más que en Andalucía. Quienes juegan con la mentira no saben que es un error y un arma de doble filo porque en nuestro pueblo tenemos unos dichos muy populares para quienes usan ese camino: “La mentira tiene las patillas muy cortas” o “Se pilla a un embustero antes que a un cojo”.
 Esas sentencias no tardaron en atropellar a los periodistas y a los políticos. Ocurrió cuando la FAMILIA y los amigos de los fallecidos manifestaron en los medios que lo publicado no era la situación real pues compraban en los supermercados. Admitieron que económicamente estaban mal pero no en ese extremo de necesidad.
Más adelante las autoridades apuntaron, como posible causa de las muertes, hacia una intoxicación causada por algo ajeno a la alimentación, que ésta pudo haberse debido al contacto de los alimentos comidos con algún producto tóxico y que, al mezclarse ambos elementos, esta circunstancia les podría haber ocasionado la muerte.
Cuando los acontecimientos ya no tuvieron el mismo color me pregunté… ¿No hay en España la posibilidad de condenar a quienes proceden como lo hicieron estos insensatos individuos, periodistas y políticos?
Debería de haberla porque enturbian la convivencia en un país que está muy revolucionado y necesitado de lo contrario, de paz. Ellos, con sus opiniones, convirtieron en un circo el dolor de una familia y ese proceder es, a mi entender, algo incalificable.
¡¡¡Ya está bien de mentir tanto y no preocuparse de quienes padecen precariedad!!!
No entiendo que los partidos que defienden la UNIDAD de España no tengan los arrestos necesarios para ponerse de acuerdo en la gobernanza de la nación para reformar las leyes que sean necesarias para arreglar los problemas que nos agobian: Poner firmes a los corruptos, sean del color que sean; la Ley Electoral; reducir el número de políticos; leyes que impidan el desmadre que tenemos para que quienes delinquen no queden impunes… ¿Por qué no hacen lo que deben y para lo que se les paga muy bien?
No quiero pensar que hemos puesto a “los zorros a guardar las gallinas”.
 Pocos políticos nacionales, regionales o locales están dispuestos a reducir el número de ellos, siendo esa una de las medidas que hay que tomar ya, porque se les acabarían los privilegios a la inmensa mayoría… ¿No es esta postura sospechosa y preocupante?
Hablamos de la problemática que hay en la sociedad como consecuencia de los desplazados por las guerras injustas y el hambre pero me pregunto… ¿Tan difícil es tomar medidas internacionales para que el EGOISMO no monte más guerras inútiles y que se ayude a los países pobres para que puedan ser autosuficientes y así no tengan que desplazarse
Visualizamos la indigencia por las calles y normalizamos que unos durmamos en buenas camas bajo techo y que otros tengan que hacerlo sobre cartones y en la calle, sea invierno o verano. También que unos tengamos exceso para vivir y a todo tren pero nos olvidamos de que otros no tienen ni un chusco que llevarse a la boca… ¡¡¡Por eso buscan en los contenedores!!!
Os propongo una foto publicada en Internet, como ejemplo de lo que ocurre en nuestra sociedad.
Pasamos de largo junto a los indigentes, no los miramos o no tenemos el gesto de acercarnos al supermercado más próximo para comprarles una bolsa de alimentos básicos para que coman, al menos, ese día.
¿Qué podríamos hacer con la INDIGENCIA si se acabara con la administración recargada que tenemos al anular los parlamentos regionales, las diputaciones provinciales y el Senado…?
¿Cuántos vividores tendrían que tomar el tren de Guadalajara después de abandonar esos despachos que tan felices les hacen? ¿Cuántos miles de millones de euros nos ahorraríamos los españoles anualmente con esas anulaciones y que podríamos emplear en pagar esa trampa nacional tan gigantesca que nos agobia?
¿Qué ocurriría a estos señores si se reformara la JUSTICIA, de verdad, para que se transformara, por fin, en lo que debe ser y dejara de ser lo que no debe?
Sería conveniente que meditáramos bastante estas últimas interrogantes, a las que no damos demasiada importancia los ciudadanos de a pie.
Si se ajusticiaran los políticos corruptos como debe ser éstos comenzarían a ir en manadas a las cárceles y así, los que se presentaran en el futuro para regir nuestros destinos, ya hilarían muy fino en su gestión, temblarían cuando vieran pasar cerca de ellos un euro público porque la espada de Damocles pendería sobre sus cabezas y ya nadie se metería a chupón por miedo a ser puesto al fresco por la fuerza de la ley.
¿Es justo que nos estén abocando estos señores a unas terceras elecciones, que la recuperación de la economía no les preocupe aunque saben mejor que nosotros que así se irán los inversores y que nos hablen, cuando les conviene, de democracia para no respetar después lo que España ha decidido en las dos ocasiones anteriores?

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