lunes, 11 de julio de 2016

PELINDO

Colaboración de Paco Pérez
Una tarde, tomando café, coincidí con Blas Castellano Calles Pancho” e intercambiamos opiniones sobre los últimos acontecimientos políticos y futboleros de España. Ambos temas se agotaron pronto y, cuando nos íbamos a separar, le propuse que me informara sobre el origen de “Pancho”, su popular apodo familiar.
Blas me relató el por qué se lo habían puesto a su padre y, de pronto, me propuso que investigara el origen del apodo de sus parientes “Los Pelindos”, hasta ese momento no me había acordado de que éste también existía. 

Las casualidades hicieron, al día siguiente, que me encontrara con José Luís Castellano Feo, hijo de Blas CastellanoEl Peli” y de Carmen Feo, de ascendencia valenciana. Le comenté los hechos y entonces me relató el origen del apodo “Pelindo”.
El titular de tal sobrenombre fue su abuelo Antonio Castellano MárquezAntoñico”, que estaba casado con María Dolores Jiménez.
Antoñico” trabajó con los Marqueses de Mondéjar como Guarda Mayor de las fincas que estos señores tenían en Villargordo. Su familia era conocida en el pueblo como los “Rizaos”, apodo impuesto porque tenían el pelo de color rubio, ensortijado y con abundante pelambrera. A ella pertenecían, además de él, los “Panchos” y los “Avelinos” por parte de su madre, Emilia Lorite, y el parentesco era de primos hermanos.
La señora marquesa, cada vez que trataba con Antoñico, le manifestaba su admiración por el pelo tan bonito que tenía y se lo comunicaba con estas palabras:
- Antoñico… ¡¡¡Qué pelo más lindo tiene usted!!!
Como ella se lo decía en privado y en público pues los jornaleros escucharon sus palabras en más de una ocasión. Por esa circunstancia, un día en el que hablaban dos de ellos, uno le preguntó al aperaor:
- ¿De dónde vienes ahora?
– De hablar con AntoñicoPelo Lindo”, me ha mandado llamar.
- ¿Quién es ese? –le preguntó al aperaor.
– Pues el Guarda Mayor de los marqueses, así es como le llama la señora marquesa.
- ¿Qué quiere ahora?
– Que mañana comencemos con el arado de las olivas.
Así fue cómo se popularizó entre los empleados de los marqueses el apodo de “Pelo Lindo” y con el paso del tiempo, por la particular forma que tenemos los andaluces de hablar, comenzaron a pronunciar fusionadas ambas palabras, entonces ya dejaron de llamarle “Pelo Lindo” y pasó a conocerse como “Pelindo”.
Más adelante se redujo el apodo aún más, ocurrió cuando a su hijo Blas Castellano Jiménez los amigos comenzaron a llamarlo Blas El Peli”.
Juan VicentePeluca” me comentó que hubo un tiempo en el que pasar por el paraje villargordeño conocido con el nombre de “Piedra de la Caja”, situada en el Cerro Jaén y muy próxima al Camino de Almenara, era un problema porque aparecía un fantasma que tenía asustados a los hombres del pueblo que pasaban por el lugar cuando venían al atardecer, “a excusas”, de los cortijos de Almenara. Éstos lo hacían después de dar de mano, traían el tiempo justo de asearse, se cambiaban de ropa y dormían en sus casas. Al día siguiente se levantaban de noche para regresar al cortijo y estar allí a la hora de empezar a trabajar.
Cuando llegaban a ese lugar todos pasaban con recelo, al venir o al regresar, porque conocían de otros lo que les había pasado, es decir, sabían que se repetía la aparición de un fantasma con vestimenta blanca, voces profundas y ruido de cadenas. El fantasma salía al encuentro del caminante, hacía ruido con las cadenas y les daba voces ahuecando la voz. El caminante que por allí pasaba al anochecer era porque estaba reventado de trabajar todo el día, si venía de Almenara, y necesitaba venir a su casa. Al escuchar el circo se daba media vuelta y regresaba de nuevo al cortijo; lo hacía más bien al trote que andando y no se le ocurría mirar hacia atrás para no tropezar y caer, pues el fantasma cogerlo si estaba cerca. Si la aparición ocurría cuando regresaba de madrugada, muerto de hambre para comerse las migas,  engancharse a trabajar y ganar el jornal que tanto necesitaba, entonces la carrera se la daba hasta su casa, se perdía las migas y ese día ya no podía trabajar. Cuando las luces del día hacían su aparición entonces ya circulaba por allí la gente, el fantasma se acostaba y el jornalero regresaba a la cortijada.

Parece ser que un tiempo después de haberse convertido en un personaje célebre se descubrió quién era “El Fantasma de la Piedra la Caja”, nada más y nada menos, que el respetado Guarda Mayor de los señores “Marqueses de Modéjar”, Antonio Castellano Márquez  “Rizado”, Pelo Lindo” o “Pelindo”. 

1 comentario:

  1. Las leyendas no son más que eso historias populares sin ninguna base real a las que es difícil ligar con nombres propios y menos aún atribuirles hechos poco creíbles. Pero en cualquier caso,cuando se refiere a una persona en concreto hay que documentarse mejor y no darle una identidad que no tiene:Antonio Castellano Gámez(no Márquez).

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