viernes, 29 de noviembre de 2013

NOSTALGIA DEL PASADO Y ALEGRÍA POR EL FUTURO

Colaboración de Paco Pérez
Cuando se habla de modificaciones o cambios siempre hay posicionamientos ante lo que se nos propone porque nos habituamos a los lugares, como ocurre en este caso, por ello le tomamos mucho cariño, éste nos lleva a mirar al pasado y entonces se nos ocasiona un sentimiento de nostalgia enorme. Cuando reaccionas te das cuenta de que cambiar es bueno porque el anquilosamiento lleva a un estado de inmovilidad y entonces el futuro queda limitado, inmediatamente te reciclas en positivo y te alegras de ello porque por ahí vendrá mucho positivo.

Me vinieron estas disquisiciones porque la mayor parte de mis 65 años de vida están ligados al Colegio de nuestro querido pueblo, Villargordo. Cuando tenía muy pocos años tuve los primeros contactos con su zona de ubicación porque mi padre, Luís Pérez Navarro, era unos de los dos maestros que ejercían su profesión docente en una de las dos primitivas aulas que se construyeron ahí.
Por esa razón desde muy pequeño, cuando aún no estaba escolarizado, ese espacio me resultaba muy familiar porque lo frecuentaba y esa es una edad en la que ya empieza la persona a familiarizarse con los espacios, los hábitos, las fobias…
Esta foto está tomada en los terrenos donde se ubicó después el bloque que ahora se va a reconstruir.
En definitiva, es una época que nos toca vivir a todos los humanos en planos diferentes y cuya característica común es la indefinición del deseo o del sentimiento. Aunque no sean iguales todas las vivencias sí que tienen un nexo que les hace iguales o parecidas,  recibir algún poso de rechazo o de cariño que se nos queda adormecido para el futuro y, en su momento, se olvidará o se presentará con virulencia. En mi caso el rechazo era como fruto del no deseo de un algo por tener que estar donde no quieres y haciendo lo que no te gusta, en clase y estudiando. Mi suerte fue poder desechar ese sentimiento a tiempo, retornar al mundo de la normalidad y recibir por ello el premio de la felicidad: olvido, ilusión, búsqueda de tu camino, esfuerzo, lucha, enamoramiento, recogida del fruto pudiendo trabajar, familia y asentamiento profesional en el Colegio de nuestro pueblo.
Mi sentimiento de cariño hacia él arrancó en 1975, año en que por unas circunstancias lamentables, un maestro se trasladó a otra población y así fue como pude yo recalar aquí tan pronto.
Comenzamos a residir dentro de su recinto y mi hijo Luís Ángel tenía trece meses, Manuel Antonio era en esas fechas un ilusionante proyecto que vio la luz en febrero de 1976, unos meses después de instalarnos.




La vivienda era pequeña pero como todos sus ocupantes teníamos pocos años pues nos sobraba para ser felices, además, desde las cinco de la tarde el concepto de espacio cambiaba y quedaba sobredimensionado porque se iban los peques ajenos con sus padres a casa y a nosotros nos quedaban unos patios enoooormes en los que mis hijos dieron sus primeros pasos, sus primeras patadas a los balones o sus primeros pinicos como conductores intrépidos en un automóvil de plástico que le regalaron sus abuelos.
La vivienda que ocupamos estaba ubicada en este edificio, el que se ha derribado hace unos días. Con el paso de los años fue reconvertida y en ella estuvo alojada la “Biblioteca Escolar”.
He hablado de cariño estableciendo su inicio en 1975 y no meto en ese saco los años que estuve como alumno porque ya sabéis que no le tenía mucho apego al colegio. Hace una semana caminaba con Mari por la “Cañadilla” y, de manera casual, se confirmó esa animadversión mía al cole. Nos paramos con Antonia, la hija del difunto JoséEl gallo”, conversamos, ella recordó y nos contó una historia de la que yo había oído hablar, unos niños eran los protagonistas, pero nunca me contaron  que yo había sido uno de ellos.
Su padre y mi abuelo eran muy amigos y, como era muy inseparable de mi abuelo pues estuve presente en una de sus conversaciones con el padre de Antonia, en el transcurso de la misma José me preguntó por la escuela y yo le respondí de esta guisa, según Antonia:
- ¡¡¡Tenían que morirse todos los maestros!!!
- No digas eso, que tu padre es maestro – me recriminó José.
- Él tenía que ser el primero -le contesté.
Mi querido padre también recaló en este Colegio cuando en la primera ocasión que se le presentó se vino corriendo para el terruño, en aquellos años las escuelas eran unitarias y estaban diseminadas por el casco urbano, las dos aulas que tuve en mi niñez fueron las que dieron origen al actual Colegio.
Aquí fui alumno con mi padre, en “unitaria”, y después con D. José Uceda, apodado “El largo”, ya en “graduada”.
Unos años más tarde se amplió con esta tercera aula, la que fue regentada por D. Antonio Cañas y en la que dando clase ayudó, fuera de horario escolar, a muchos niños a estudiar el bachillerato por libre. Unos años más tarde, algunos de esos alumnos, fuimos compañeros suyos en el mismo centro de trabajo en el que él desempeñaba la labores de Director, este cargo comenzó a funcionar cuando la organización pasó de unitarias a graduadas, y esa nueva organización se denominó “Agrupación Escolar Mixta”, mi padre fue su primer Director y D. Antonio Cañas le relevó.
En remodelaciones posteriores, y de manera escalonada, el Centro quedó edificado de manera definitiva.



¿Tengo motivos para sentir nostalgia del pasado cuando contemplo esta devastación?
Creo que sí y, lo afirmo, porque en esta historia de nostalgia personal entra la familia pero no puedo olvidarme de los compañeros, de quienes empezaron como compañeros y después pasaron a la categoría de amigos, de las distintas promociones de niños que desfilaron por mis aulas y que al crecer los atendí unos años después como padres y, como no, de esos padres tan maravillosos con los que tuve un trato tan inolvidable.
Añorar es inevitable pero razonar es necesario. Ahora me toca OLVIDAR y así podré RAZONAR que de los recuerdos no se vive y sí de las realidades, renovarse o morir.
Fui informado por Ana Calles, el día 26, del acto que se iba celebrar en nuestro querido Colegio al día siguiente. Éste consistiría en la colocación de la primera piedra de las obras de remodelación del Centro, vendrían las autoridades provinciales y locales pertinentes, representantes de los padres/madres, compañeros/as en activo, viejos colegas y una representación de los alumnos/as.
El día 27, a las 17:15 horas, estuve allí. Llegaron las personas anunciadas, a la Delegada los alumnos le entregaron un ramo de flores, vinieron los saludos de rigor, pasamos al interior del recinto vallado y dio comienzo al acto.
Lo primero de todo fue la sorpresa que me causó el ver a unas personas con casco blanco y a la mayoría desprotegidas…
¡¡¡Me asusté porque creí que algún peligro se cernía sobre mi desprotegida testa blanca!!!
Estaba junto a Lola Higueras, observó la impresión que me causaron los cascos y me dijo estas palabras:
- Tranquilo, no pasa nada pues lo que observas es una de las tantas escenificaciones que, a diario, se representan en la vida.
- Qué imbécil, no sé cuándo voy a aprender estas cosillas del día a día –le contesté.
Configurada la presidencia del acto se pasó a las palabras de rigor por parte de:
1º.- Ana Calles, como Directora del Centro, en representación de la comunidad escolar.
2º.- Sebastián López, como Alcalde, representando al municipio.
3º.- Purificación Gálvez, Delegada del Gobierno de Andalucía.
También estuvieron en la presidencia del acto José Ángel Cifuentes, Delegado Territorial de Educación, y Miguel ángel Jiménez, Concejal de Cultura.
El arquitecto que ha diseñado los planos del proyecto nos explicó, sobre ellos, todos los pormenores de su diseño y las dependencias que tendrán entrada en él.


Seguidamente se pasó al protocolario acto de la colocación de la primera piedra del nuevo edificio. Previamente José Ángel Cifuentes tomó una urna de material plástico y pidió a los niños presentes que colocaran en su interior cualquier objeto, sería la huella de ese día en el futuro.
Se colocaron: un ejemplar del diario Jaén, monedas de varias clases, piedras… Una vez cerrada, un operario de la empresa constructora la depositó en la oquedad receptora.


A continuación se procedió a cumplir con el protocolo de estos casos, aquí se depositaron unas cuantas paletadas de tierra sobre la urna.
Finalmente, como colofón del acto, los asistentes fueron invitados a pasar a la “Sala de profesores” para tomar café y unos pasteles.
Yo, me siente muy alegre y feliz porque ese día se diera el pistoletazo de salida a un nuevo proyecto que ayudará a mejorar el desarrollo del trabajo en el C.E.I.P.Francisco Badillo”.

Quiero aprovechar esta oportunidad para felicitar a quienes con su insistencia consiguieron que, por fin, las autoridades cumplieran sus promesas y éstas convertieran en realidad ese día.

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