domingo, 6 de noviembre de 2016

LA MUERTE, ESA GRAN INCÓGNITA SIN RESPUESTA HUMANA

Colaboración de Paco Pérez
LA ESPERANZA EN EL DESPUÉS ES LA SOLUCIÓN
¿Qué espera a las personas después de la muerte?
Esta es la pregunta que siempre se han hecho las personas de todos los tiempos y de todas las culturas desde el comienzo hasta nuestros días.
El evangelio está escrito por personas que tenían ideas y culturas diferentes sobre estos temas, por eso no reflejan nada unificado sobre la otra vida. El hecho innegable de la “Resurrección de Jesús” es el referencial válido que cambia de manera completa las ideas ancestrales sobre el más allá.
Jesús habló del tema pero no precisó los detalles porque utilizó la forma de comunicación que usaban en su época y cultura.

El evangelio nos expone hoy el mensaje para “después de la muerte”, aclara el formato que encontraremos allí y, sobre todo, nos anima a estar llenos de “esperanza” porque frente a la realidad de la “muerteJesús les anunció la liberación que la vencerá.
La creencia en un ser superior siempre estuvo presente entre los hombres, lo que ellos no tuvieron claro es quién era y qué hacer para estar con Él.
En Israel, con anterioridad a Jesús, ocurrió igual y estas creencias estaban tan deformadas que, por ellas, incluso llegaron a ofrecer sacrificios humanos al dios pagano Moloc en el valle de la Gehenna, situado cerca de Jerusalén. Por estos hechos abominables el valle fue maldecido por los profetas.
Estos acontecimientos lamentables ocurridos allí propiciaron que, antes del cristianismo, se difundiera en aquel pueblo una leyenda popular que localizaba en ese valle un lugar de castigo para aquellos que fueran condenados por su divinidad como consecuencia de sus malas acciones. A ese lugar le llamaban infierno y le dieron el nombre de ese valle, Gehenna. Por esa leyenda fue convertido en el basurero público de Jerusalén y a él llevaban todos los desperdicios, escombros y deshechos para ser quemados.
¿Tuvo sentido confundir la realidad del más allá, y los sacrificios que hicieron en él, con las advertencias y sentencias que recibieron de los profetas?
Durante muchos años otra leyenda hizo que el pueblo de Israel tuviera la creencia de que las personas, al morir, bajaban a un lugar que estaba situado en las profundidades de la tierra o de las aguas, le llamaban "Sheol". En él las personas buenas y las malas estarían juntas para siempre y sin gozar ni sufrir.
Al presentarles el lugar como un destino en el que todos recibirían el mismo trato, buenos y malos, pues la creencia les hacía no actuar intentando mejorar su comportamiento pues se sentían tristes y sin esperanza.
El relato de los Macabeos nos trae hoy el tema de la muerte y lo trata con una perspectiva de la “esperanza” en la inmortalidad individual para después de ella. Veamos esa confianza ciega en Él: [Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida.].
Parece ser, cuentan los entendidos, que se trataba así el tema en ese tiempo porque se consideraba que la muerte de los guerrilleros israelitas que luchaban por la liberación de su pueblo contra las tropas extranjeras serían resucitados por Dios; que esos hombres justos, muertos de manera injusta, seguirían vivos como premio al gesto solidario que habían tenido con la causa de su pueblo.
Se debe aclarar que este planteamiento de resurrección sólo afectaba a los hombres caídos en combate y se alimentaba en la creencia de que luchar por la liberación de su pueblo contra el invasor tenía que ser premiado, estos hermanos debieron estar totalmente convencidos de esa creencia pero la realidad que se manifestó después difiere... ¿Sería propiciado por Dios este hecho para que, al estar adecuado al entendimiento cultural de aquel tiempo, su cumplimiento surtiera los mismos efectos de “esperanza” que el mensaje de nuestros días?
En los orígenes del pueblo de Israel se comienza a reconocer a Dios como "liberador" al vivir la experiencia impensable de que siendo esclavos en Egipto alcanzaron la libertad con la ayuda de Él.
Con el Apocalipsis esa creencia cambió pues ya se presenta a Dios como quien decide en ese mítico lugar de descanso definitivo. Desde entonces ya se predicaba a los israelitas que, después de la muerte, habría recompensas y penas, es decir, habría premio para las buenas obras y castigo para las malas que se hicieran durante nuestra vida.
En el libro de la Sabiduría, escrito unos cincuenta años antes de Jesús, ya se hablaba de estas cosas y eran reflexiones de carácter espiritual y moral.
REFLEXIONES FINALES
1.- La Resurrección sólo se entiende con la ayuda de Dios.
2.- En la Biblia, lo importante es el mensaje de Dios y no el ajustarnos a la letra.
3.- Jesús nos enseñó que sólo llegaremos a la VERDAD si actuamos con LIBERTAD.
4.- Aferrados a lo tangible terrenal, que es caduco, no podremos ver nunca lo que nos espera después porque es espiritual y eterno.


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