domingo, 13 de noviembre de 2016

LOS TEMPLOS, ANTES Y AHORA

Colaboración de Paco Pérez
En tiempos de Jesús, el Templo de Jerusalén tenía en Israel una importancia enorme en todos los aspectos: Religioso, político, social y económico… ¿Por qué? Porque generaba la mayor parte de los ingresos de la ciudad y, consecuentemente, muchas personas de esos grupos vivían a costa de las actividades que se desarrollaban en él.

Cuando las personas lo visitaban quedaban impresionadas al observar la grandeza de aquel edificio. La importancia del lugar también fue captada por los romanos cuando comprobaron que a su alrededor se movía mucha gente y mucho negocio; sus gobernantes, conscientes de ello, comprendieron que no podían quedarse al margen y que debían integrarse en lo que allí había. Para no echarse encima al pueblo consiguieron que se ofreciera en Templo, todos los días, un sacrificio por el emperador y así ya no tendrían los israelitas que dar culto al soberano de Roma.
No sé cómo vería Dios ese acuerdo pero tengo la impresión de que quienes tenían que ofrecerlo tuvieron poca convicción religiosa o nula intención de morir por defender sus principios.
Con el paso de los años comprobamos que hay bastante similitud entre el pasado y el presente cuando el pueblo visitaba entonces el Templo y cuando ahora visitamos las catedrales. Salvando la distancia del tiempo podemos comprobar que seguimos visitando esos lugares y admirando las bellezas arquitectónicas que encierran, cuando el objeto de nuestra visita debería ser para orar ante el Padre… ¿Quiénes regresan de esos lugares de culto hablan de lo bien que se sintieron orando en ellos?
Creo que no pero sí nos muestran las fotos que lograron conseguir en su interior o en el exterior.
La Biblia, en el evangelio de hoy, nos muestra una escena clarificadora sobre la temática y después de leerlo deberemos rectificar nuestro rumbo o seguir haciendo lo mismo:
[En aquel tiempo, algunos ponderaban        la belleza del Templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
- Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.].

En él queda patente cómo actuaba el pueblo entonces… ¿Hemos evolucionado mucho o seguimos estancados?
Considero que hay un contraste fuerte entre la solidez de los edificios de los templos y la vulnerabilidad de la creencia del pueblo, antes y ahora. Supongo que, por eso, Jesús les anticipó con precisión lo que ocurriría después:
[Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.].

El anuncio de la destrucción del Templo se cumplió en el año 70 después de Jesús, fue incendiado y arrasado por los romanos para acabar así con una protesta reivindicativa de los nacionalistas judíos. Sólo quedó del Templo el “muro de las lamentaciones”.
El hombre que intenta ser justo, ese que trata de no fallarle a nadie y mucho menos a Dios, desde siempre está afectado por la misma queja… ¿De qué me sirve cumplir con las leyes humanas y divinas si quienes van desviados triunfan en todo?
Este planteamiento no es de ahora, es de todos los tiempos el sublevarse contra Dios para pedirle explicaciones por lo que nos ocurre. Señor… ¿Por qué a mí? ¿No os resulta familiar esta queja?
Por esta línea de actuación del pueblo intervino Malaquías para clarificarles que pensar así es un error pues triunfar en la vida avasallando a los demás no es triunfar donde realmente merece la pena hacerlo, cuando estemos en la presencia del Padre. También les anunció que Él no acepta a las personas que le fallan, quiere que seamos responsables siempre pues castiga a quienes no siguen un camino recto y premia a los que son cumplidores.
Tenemos la obligación de trabajar cada día con responsabilidad, para obtener el sustento y cuidar de las cosas del Reino. Quienes no lo hacen así fallan y no tienen derecho a recibir nada, ahora y después.
Estos planteamientos se arrastran desde el pasado porque en las primeras comunidades cristianas algunos se llenaron de espiritualidad y se olvidaron de que también tenían que vivir de manera responsable en esas facetas.
Sabemos que es de justicia el ser solidarios con quienes no tienen nada en la comunidad donde vivimos pero también es justo que las tareas sean compartidas.
REFLEXIONES FINALES
1.- El hombre valora la grandeza de lo externo, algo que tiene caducidad, pero no profundiza en la VERDAD de lo que no se ve y eso es lo que realmente vale.
2.- Lo terrenal es pasajero y desaparece pronto. Lo celestial se renueva, porque cada día nace de nuevo.
3.- Los hombres fatuos se preocupan de construirse tumbas grandes para que las generaciones futuras los recuerden después de morir pero no se preocupan de hacerlo muy bien con los necesitados para que por esas acciones sean acogidos en el Reino.
4.- Los que tienen FE son empujados por ella a entregar la vida ayudando día a día a otros; a recibir el martirio, si los ponen a prueba, o a levantarse en la adversidad.
5.- Las mentiras de los hombres son legión y la VERDAD de Jesús es UNA.
6.- Los hombres traicionan y odian mientras viven, dejan de hacerlo cuando mueren. El AMOR paternal de Dios nunca se acaba


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