martes, 15 de noviembre de 2016

UNA PIEDRA EN MI CAMINO

Colaboración de José Martínez Ramírez

La noche de aquel día festivo
llegó como llegan las cosas
que más duelen, sin motivo.

Apenas en un segundo, las carnosas
y ardientes rosas de coral lascivo,
quemaron los míos gustosas.
 
Mientras, el lacerante y lesivo
puñal de la indiferencia -reposa
invisible- ibas clavando esquivo
en mi costado, lenta y graciosa.

Treinta y tantos años después miro
aquella cicatriz tan hermosa,
porque sigue sangrando como el olivo,
cada diciembre, de pétalos de rosa.

Fui, para ti, como la luna o el cautivo
suelo sobre el que alegre y pomposa
Descansa la piedra inerte del cultivo
que jamás dio fruto, color, ni sombra.

Pero como yo soy así y mi delictivo
e incorregible pulso no me abandona,
me acordé de ti por culpa de este tiovivo
que es la vida de mascaras y que una y otra
vez vuelve tan terco, puntual y adictivo.




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