viernes, 10 de marzo de 2017

UN GRAN HOMBRE, D. JOSÉ CUENCA ANAYA

Colaboración de José Martínez Ramírez
GRAN CAZADOR Y BUSCADOR DE SETAS
He escrito unos poemas y deseo dedicárselos a este jiennense que nació en Iznatoraf, estudió derecho en la Universidad de Sevilla y desde siempre tuvo muy claro que quería trabajar en la carrera diplomática. Esta profesión la ha desempeñado brillantemente, durante años, en el Ministerio de Asuntos Exteriores  en varios puestos de responsabilidad y, como Embajador, lo fue con los gobiernos de UCD, PSOE y PP.

Como tenemos en común las mismas aficiones, la caza del reclamo de perdiz y la búsqueda de setas, pues un día tuve el honor de conocerlo gracias a ello y al mejor anfitrión del mundo, D. Antonio García Vázquez.
Para quien no conozca al Embajador Cuenca, me voy a atrever a afirmar que ha sido una pieza clave en la historia contemporánea de nuestra querida España y que, además, es un hombre que tiene una cultura densa y exquisita y una inteligencia única e irrepetible. Por todo lo bueno que atesora afirmo que, cuando sea grande, quiero parecerme a él.
D. José, reciba un fuerte y sincero abrazo, cargado de admiración y afecto. Siempre a sus ordenes, su amigo Pepe.             
LA HIGUERA
               
               I
Tenía grandes sus hojas,
su  tronco era liso
y sus brevas jugosas.

Trepaba con mis amigos
y la lija de sus hojas,
por hacer caso omiso
a mi madre tan garbosa,
arañaban sin aviso
nuestras  pieles raposas.

La recuerdo, yo, subido
en sus ramas de diosa,
con aquel cubo tan liso
sacaba agua, qué cosas,
del pozo para un guiso
y para lavar las ropas.
 
                   II
Tras unos viejos cajones,
con mi escopeta herrumbrosa,
un amanecer de gorriones
y algarabía entre sus hojas.

Este cazador de dientones,  
así comenzó sus curiosas
jornadas, que son billones,
de caza; algunas dudosas.   




  

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