domingo, 23 de abril de 2017

RESUCITADO POR DIOS

Colaboración de Paco Pérez
TESTIMONIO DE SU MISERICORDIA
Nunca se podrá determinar el impacto que causó la muerte de Jesús a sus seguidores. Lo que sí sabemos es que los discípulos huyeron a Galilea. Al hacerlo transmitieron la impresión de que eran hombres sin fe, que huían del peligro y que estaban desconcertados por lo que había ocurrido.
Unos días después sucedió algo inexplicable cuando, los mismos hombres que huyeron regresaron a Jerusalén y reunieron en nombre de Jesús; estaban asustados y con las puertas bien atrancadas, es verdad, pero Él se presentó en medio de ellos y, aunque nadie podía entrar, lo hizo y los saludó:

- [Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.].
Después, empujados por la fuerza del Espíritu Santo, salieron a la calle para comunicar a los que allí vivían que Jesús, aquel al que las autoridades del templo y los representantes de Roma habían crucificado, estaba vivo.
¿Qué razones tendrían esos hombres para hacer lo que ahora hacían?
Habían visto y tocado a Jesús, Él les regaló el Espíritu Santo y así se llenaron de FE. Ya no tenían miedo y la única explicación que daban a quienes acudían a ellos era:
- Jesús está vivo. Dios lo ha resucitado.
Cuando les comunicaban este mensaje lo hacían totalmente convencidos, estaban seguros de lo que decían, les hablaban en diferentes lenguas y así todos los presentes podían entenderlos perfectamente.
Jesús regresó de nuevo pero no lo hizo con el mismo formato de antes porque ese es el que tenemos los hombres y por él, cuando nos llega nuestra hora, morimos en el plano humano y ya no regresamos más.
Si una persona entra en muerte clínica porque le falla el corazón y es atendido a tiempo por los médicos pues lo pueden reanimar, vuelve a latirle y la persona regresa a la vida pero… ¿Eso fue lo que le ocurrió a Jesús?
No. Porque a quienes le ocurre eso, por ley natural, les llegará el día en que tienen que morir y ya pasarán a ser polvo de nuevo. A Jesús no le ocurrió eso porque no se convirtió en polvo y pasó a una nueva dimensión, ser ya sólo el Hijo de Dios; ésta está en el campo de la espiritualidad y por ella ya quedó liberado de la muerte material que sólo afecta a las personas.
Después de que Jesús resucitara y subiera a los Cielos los cristianos de la primitiva Iglesia tuvieron que caminar solos y trazarse, con la ayuda de las experiencias vividas, el camino de su espiritualidad: Acudían a diario al templo, vivían unidos y lo tenían todo en común; vendían las posesiones y bienes para  repartirlos entre todos, según las necesidades de sus miembros; celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos; todo lo hacían con alegría y de corazón; alababan a Dios; eran respetados por el pueblo y la comunidad crecía sin parar.
Este modelo de vida… ¿Podría servir para cualquier comunidad y periodo histórico?
Un tiempo después ese modelo fracaso porque los hombres somos egoístas y, como nos enseña hoy San Pedro, no confiamos en que
Dios, con su gran misericordia, resucitó a Jesús y por esa acción los hombres deberán vivir la espiritualidad siendo conscientes de que por ese acto hemos nacido de nuevo para tener la esperanza de que, cuando acabemos nuestra etapa terrenal, recibiremos la herencia que nos tiene reservada en el cielo.
Ahora nos ha tocado vivir una etapa en la que tenemos que sufrir pruebas diversas para que, con fe, intentemos superarlas aquí hasta que nos llegue el momento de la manifestación de Dios y nos salve con su AMOR MISERICORDIOSO.
Esta verdad es entendida de manera imposible por la mayoría de los hombres de nuestros días porque la materialidad domina en nuestro modelo social, ella echó a tierra el proyecto inicial en las primitivas comunidades cristianas, aunque ellos vieron los prodigios de Jesús y sus discípulos, y ahora que eso no ocurre como entonces algunos se agarran a las imágenes para conseguir sus objetivos terrenales, esas son las llagas que tocan para poder mantenerse agarrados a su creencia… ¡¡¡Un error muy grande que se consiente desde nuestra jerarquía!!!
Quienes consideren que voy en contra de algo o alguien que lea ÉXODO 20, 1-21.
Con Jesús resucitado, las pruebas que necesitamos los cristianos-católicos, o de cualquier otra confesión, están en el sumario que siempre se levanta a todo proceso. A la vida de Jesús también se le escribió el suyo… ¡¡¡La BIBLIA!!!
Quien lea esa cita bíblica tiene dos caminos, agarrarse a la verdad de Jesús siguiendo su ejemplo lo mejor que pueda y muy alejado de las prácticas mundanas que no son religiosas o seguir practicando lo que está prohibido por Dios en Éxodo 20, 1-21.
Si no se lee la Biblia no se puede conocer a Dios y a su obra, no lo amaremos ni tendremos FE para hacer cosas, caminaremos perdidos, aceptaremos las maldades de nuestros tiempos porque son el fruto de ellos sin inmutarnos…
Que cada uno haga lo que buenamente pueda pero sin dejarse llevar por las mentiras, vengan de donde vengan, porque la verdad sólo está en nuestro libro sagrado y ahí queda claro quién es el que no engaña.
       


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