domingo, 30 de abril de 2017

VIAJAR Y ENSEÑAR, LA METODOLOGÍA DE JESÚS

Colaboración de Paco Pérez
CONOCERLE, POR LA BIBLIA, LA OBLIGACIÓN DEL CRISTIANO
Jesús, cuando comenzó a predicar nos mostró una forma concreta y precisa de actuar: Iba, continuamente, de un lugar a otro para enseñar el “Camino del Reino” a quienes se acercaban a escucharle. Mientras lo hacía fue llamando a sus discípulos, éstos lo siguieron sin titubear, desde entonces iban juntos de un lugar a otro, fueron testigos de sus enseñanzas y de sus milagros y así, poco a poco, fueron aprendiendo quién era Él realmente.
Con este método Jesús fue sentando las bases para la futura labor misionera de la Iglesia, llevar la buena noticia a quienes no conocían al Padre. Actuando así con el pueblo, éste comenzó a ilusionarse con Él porque sus enseñanzas les recordaban los anuncios que les dieron los profetas siempre, vendría el Mesías y los salvaría… ¿De qué?

Como estaban oprimidos por los poderes públicos de entonces pues se lo imaginaban liberándolos de ellos y por eso, cuando vino y se encontraron con la grandeza de su mensaje y el hecho real de su muerte, el palo que recibieron fue tremendo pues la idea que tenían del Mesías era de liberación y nunca pensaron que la muerte inesperada truncara sus planes nada más conocerlo. Sufrieron una decepción enorme porque no entendieron bien el mensaje que habían recibido y que Él confirmó… ¡¡¡Era necesario que muriera!!! Cuando lo apresaron, juzgaron, crucificaron y murió sin ofrecer resistencia pues sus seguidores y discípulos quedaron decepcionados, se asustaron y huyeron o se escondieron.
Lo más grave de la historia de Jesús es que aquellas gentes, siendo un maestro inigualable que usaba una metodología muy asequible para las mentalidades de quienes lo escuchaban, no llegaran a ver en la sencillez de sus parábolas el contenido que trató de mostrarles para que continuaran, después de su muerte y en el marco de su Iglesia, la labor que quedaría por hacer a lo largo del tiempo. Los guió muy bien pero como no comprendieron los anuncios anticipados de los profetas y los de Él pues al acabar en la cruz se les apagó la luz y se hundieron. Esta es la esencia de los acontecimientos que vinieron después… ¿Hemos comprendido ya que Jesús fue a la cruz entregándose por la salvación del mundo y para cambiar la historia de la humanidad?
Una muestra de lo dicho la encontramos en la escena en que los discípulos que regresaban a Emaús caminaban muy confundidos hablando de lo ocurrido en Jerusalén y absortos en ello no reconocieron a Jesús cuando se les acercó y los acompañó. Él no se les acercó haciendo comentarios o con palabras que lo identificaran sino que prefirió que fueran ellos mismos los que descubrieran quién era, sabía que lo conseguirían si eran capaces de recordar lo que habían aprendido de Él mientras viajaron a su lado.
Cuando lo invitaron a pernoctar con ellos fue la clave para que al sentarse en la mesa descubrieran su identidad pues al partir el pan recordaron cómo lo hacía Él y este hecho, ahora, podría abrirnos un abanico de posibilidades:
1.- Ellos, a pesar de todo lo que habían vivido con Jesús, no lo reconocieron. Nosotros vivimos en unos tiempos muy alejados ya de aquellos hechos y, además, como no practicamos la lectura de la Biblia pues… ¿Cómo no nos va a resultar muy difícil reconocerlo a diario cuando camina a nuestro lado por la vida?
2.- Este caminar hacia Emaús también podría tomarse como un mensaje para la Iglesia de nuestros días pues si aquellos discípulos cambiaron totalmente al ver cómo partía el pan… ¿Por qué no pone en marcha ella una trasformación radical de su actuación siguiendo el mensaje que nos regaló y olvidarse de la tradición?
Si Jesús la fundo para que nos guiara en su ausencia pues yo considero que es necesario que lo haga ya para que los cristianos encontremos el camino de la verdadera creencia y que, al hacerlo, podamos pasar de la incredulidad a la fe, de la amargura del desencanto a la alegría, de la teoría a la práctica, de la indiferencia a la implicación… Si nos detenemos en las palabras que hoy se nos muestran en HECHOS 2, 14.22-23 es posible que comprendamos que algo parecido debió ocurrirle a Pedro para que les hablara como lo hizo.
La MISERICORDIA del Padre con los hombres no tiene límites y creo en ella pero la lectura mostrada en 1ª PEDRO 1, 17-21 no tiene desperdicio:
[Queridos hermanos:
Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.
Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. 
Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.].

Aquí encontramos el porqué de los cambios que experimentaron los discípulos de Jesús en su comportamiento después de su muerte pues pasaron de esconderse a reaparecer con fuerza cuando comprendieron el verdadero sentido que tuvo todo lo que vivieron, el mensaje de San Pedro lo demuestra. No obstante, también debemos considerar que nosotros también debemos aportar algo… ¿O ya lo tenemos todo ganado?
Yo creo que hemos pasado de todo es falta y hay que confesarse para comulgar a nada tiene importancia porque la Misericordia de Dios es muy grande y no hay que confesarse tanto.
Volvamos a leer:
[Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.].




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