jueves, 16 de enero de 2020

LOS TRENES DE LA MUERTE


Colaboración de José Martínez Ramírez
Un día subí a un tren para un viaje largo pues siempre me gustó desplazarme en este medio debido a que en él me siento como en casa debido a que los viajeros se muestran cercanos pues durante ese tiempo todos se comportan como una familia que se ve cada veinte años y porque son gentes con sus anhelos y sus dramas, sus sueños y sus angustias… Además de todo eso se empapa uno de los paisajes, de cómo cambia el campo de colores a medida que se aleja, de las sierras y sus grandes barrancos o de algún animalillo que se queda mirando a esa cosa que perturba su existencia tranquila.

Estas vivencias las tuve después de tener entre mis manos un libro de Juan Luis González-Ripoll, ese escritor que narra vidas antiguas de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas y, estando absorto en ese viaje placentero, sonó el timbre del móvil para avisarme de que había llegado un nuevo mensaje a él, esos inoportunos que informan sobre las noticias de actualidad que se van produciendo, lo abrí y leí esto: [Los males de los españoles han llegado a su fin pues ha acabado el terrorismo en todas sus formas, el “Golpe de Estado” de los “independentistas catalanes” ya está solucionado y también el que estaban preparando los independentistas vascos para un futuro próximo. No hay ningún parado laboral, los inmigrantes llegan por miles debido a que el Gobierno les tiene asegurado a todos trabajo y vivienda al llegar por avión y se prescinde de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado porque todo el mundo es honesto y ya no se cometen hechos delictivos.].
Al leerlo me quedé muy sorprendido e inmediatamente le pregunté al contacto:
- ¿Por qué nos han venido tantas cosas buenas en tan pocos días?
Él debía de estar muy desocupado en esos momentos y me contestó de inmediato:
- Parece ser que la solución llegó después de cambiar de nicho al General Franco.
Cuando leí el argumento que me dio me quedé helado después reflexionar sobre esa realidad y me dije: Mira tú, qué fácil lo teníamos y no nos hemos dado cuenta de esa solución hasta cuarenta y cinco  años después de su entierro… ¡Menuda Nación de torpes estamos! ¡Menos mal que siempre nos aparece algún genio en la política y le encuentra las soluciones a nuestros problemas reales!
Cerré los ojos, me cabreé, husmeé por la mar de Internet para dar con temas que estuvieran relacionados con los hechos de la inhumación de Franco y, después de unos minutos de fisgoneo, me tropecé con una noticia cuyo contenido desconocía: [El tren de la muerte.]. Era el título de un libro que escribió Santiago Mata hace unos años y del que nunca tuve noticias.
En esas investigaciones aprendí que los días 11 y 12 de agosto de 1936 dos trenes partieron de Espeluy (Jaén) con personas que habían estado retenidas en la Catedral y, al ser tantas, se corría el riesgo de que pudieran ocurrir desgracias. Para evitarlo, el Gobernador Civil hizo gestiones ante las autoridades y le permitieron los dos traslados en tren de esos días hasta la prisión de Alcalá de Henares.
El del día 11 transportó 322 presos, fueron custodiados por unos 40 ó 50 Guardias Civiles y algunos milicianos. Al llegar a la Estación del Mediodía el jefe de las “milicias ferroviarias” mandó detener el tren, hizo bajar a 11 personas y, por el delito de ser terratenientes o de derechas, los fusilaron en unas tapias próximas. Después reanudó su marcha y el resto llegó a la prisión.
El día 12 llevaron hasta Espeluy otras 245 personas y las custodiaban 50 Guardias Civiles. Esta vez el tren no pasó por Atocha y los hechos que sucedieron al pasar por la estación de Santa Catalina (Vallecas-Madrid) fueron los que sirvieron a Santiago Mata para escribir “El tren de la muerte”.
En Internet está a disposición del lector esta reseña del contenido de ese libro:
[El tren de la muerte fue la primera gran matanza pública de civiles de nuestra guerra. El 12 de agosto de 1936 un tren procedente de Jaén era inmovilizado por grupos de milicianos en un apeadero cercano a Vallecas. Sus pasajeros, más de doscientos hombres y una mujer, detenidos en la provincia andaluza por su filiación política de derechas o su catolicismo, ya que el principal de ellos era el obispo de Jaén, estaban siendo conducidos a la cárcel de Alcalá de Henares. Ante la presión de los milicianos, el gobierno accedió a que los presos fueran fusilados. Sólo lograron escapar unos pocos que más tarde contaron su espeluznante historia.
Santiago Mata ha llevado a cabo una exhaustiva investigación, ciñéndose a los documentos y a los hechos, y ha entrevistado a uno de los supervivientes, para lograr explicar qué ocurrió exactamente y por qué más tarde el bando franquista prefirió olvidar este terrible episodio.].

Quieñes lo deseen puede consultar la información en:
- La causa General. Páginas 177-178.
Wikipedia.
– El libro de Santiago Mata
Stanley G. Payne comenta en el prólogo: [Este libro no construye ninguna «memoria» subjetiva, sino que presenta los datos de la historia misma.].


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