martes, 21 de julio de 2020

ME BASTÓ CON MIRARTE


Colaboración de José Martínez Ramírez
Para Rosario García
Te miré y supe que serías para siempre,
esa luz fue la vida que necesitaba,
un huracán de miel hasta la muerte.
Tus labios rojos ausentes de palabras.
 
La pupila noble y enigmática
límite indeciso del frío ausente.
Nocturna y fugaz la mano araña
entre guirnaldas, en tu piel muere.

Yace resignada y sombría el alma
del bosque que invente de espiga verde,
la mar de cenizas en tu voz delgada.

Cae en mí como pálidos ruiseñores,
manantial de hermosura tu mirada
hija de la mar y madre de las flores.

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