Colaboración de José Carlos Castellano
LA TARDE DE
TUTE
Tuteros, brisqueros, ronderos,
poqueros y tahures todos,
encantad vuestras cartas, sed agoreros.
En las tardes, juegan de todos modos.
Así: agricultores, maestros y hoteleros.
Buenas cartas, a mí, me vienen.
Malas cartas, te van, esta tarde.
Pero de alguna forma entretienen,
vamos a jugar, Bartolo viene tarde.
Pues la tarde, ésta, está que arde.
Éstas, sí que son buenas cartas
y no, las que te manda Hacienda,
esas te dan cada susto que te hartas.
Manolo, que empiece la contienda,
y que le den por culo a Hacienda.
A los dioses del juego ruego,
que los cartoncillos la tarde me entretenga,
si no, harán que me quite del juego
y, de las cartas de Hacienda…
¡Dios me libre y me defienda!
Y terminada la partida,
cada uno a su guarida:
Bartolo, a la calle la Parra,
Manolo a su alcaparra,
Santi a otra partida a mirar,
Palomo la prensa a hojear
y, José Carlos, al Cerro
Pino a andar.
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