domingo, 12 de abril de 2015

QUIENES AMAN A DIOS AMAN A JESÚS, ES SU HIJO

Colaboración de Paco Pérez 
El comportamiento de los apóstoles experimenta un proceso de transformación, pasan de estar escondidos porque tenían miedo a dar la cara por Jesús y a divulgar su mensaje… ¿Por qué?
Porque cuando se les aparece ya comprenden lo ocurrido y entonces sí saben con certeza quién es. Cuando una persona conoce a Jesús, de verdad, ya lo ama y entonces acepta que es Hijo del Padre, de esa situación se puede deducir: <Si alguien ama al Padre ya puede decirse que ama a su descendencia, Jesús lo es del Padre y por eso también lo amamos.>

Si amamos a Dios y cumplimos con los preceptos de los mandamientos entonces, ayudados por la fe, lograremos vencer las miserias que nos acechan en este mundo.
Así quedó establecida la relación entre el amor a Dios y a los hermanos. Cuando la comprenden, después de morir Jesús, los apóstoles ya dieron testimonio de su resurrección sin miedo y sus seguidores formaron una comunidad donde todo lo que poseían se ponía a disposición del grupo para que fuera administrado por los apóstoles y se compartiera. Nadie era dueño de nada y cada uno recibía en función de sus necesidades. Ese modelo ideal de convivencia, ausente de egoísmos, no prosperó porque no se intentó mejorarlo.
Cuando pasan los años la cristiandad ya no está tan convencida del hecho religioso como lo estaban los primeros cristianos después de comprender quién era Jesús… ¿Por qué ocurre?
Porque la sociedad está sumida en una crisis profunda de valores y por ella se ha deteriorado lo esencial en los pilares fundamentales de la vida: familia, religión, amistad, justicia, responsabilidad…
Hoy ya no basta con decir que somos creyentes, tenemos que clarificar nuestra idea de Dios porque podemos creernos que lo somos y no ser verdad porque estamos agarrados a cualquiera de los dioses que a diario se acercan a tomar café con nosotros: Un vendedor de cupones que nos ofrece la oportunidad de ser millonarios, una cadena de televisión que nos proyecta imágenes de personas que muestran sus atributos corporales por la calle sin pudor, un sistema judicial con más sombras que luces al aplicarnos las leyes que nos favorecen, una corrupción casi masificada que nos invita a la imitación… Estos procederes han sido el fruto de esa crisis y, como estamos desnortados, ya no es suficiente con cualquier medida.
Quienes nos sentimos cristianos debemos saber que en estos tiempos no nos basta con creer en cualquier Dios, necesitamos descubrir cuál es el verdadero.
¿Qué debemos hacer?
Es cierto que a Dios nadie lo ha visto pero su grandeza le ha permitido manifestarse al hombre de diferentes formas para que caminara recto pero éste nunca lo reconoció, aunque le acompaña desde el Paraiso. La prueba final de esta realidad la recibimos cuando el Padre se encarna en Jesús y, por mediación de Él, durante sus tres años de vida pública nos revela con hechos y de manera sencilla quién es, para qué ha venido, cómo debemos comportarnos y qué espera que hagamos nosotros.
El día que asimilemos de manera definitiva esta realidad entonces ya podremos decir que hemos conocido al ÚNICO y VERDADERO Dios y que hemos optado por seguirle, manifestando que hemos conocido por mediación de Jesús el CAMINO, la VERDAD y la verdadera VIDA.
Este cambio será posible si aceptamos esta desinteresada oferta que Él viene haciendo al hombre desde siempre.
Según José Antonio Pagola:
Jesús es <El amigo que, desde dentro, comparte nuestra existencia y se convierte en la luz más clara y la fuerza más segura para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.>
<La opción primera de un cristiano es: Seguir a Jesús.>


No hay comentarios:

Publicar un comentario