jueves, 9 de abril de 2015

YO SOY AQUEL

Colaboración de José Martínez Ramírez

Yo soy aquel, a quien nadie
pudo, jamás, comentarle o preguntarle…
¿Tú quieres nacer? A quien Dios, en su eternidad,
perdonó mucho antes de pecar.
Aquel jinete que cabalga, ceñido,
a lomos de las utopías de los abismos,
esos que persiguen los sueños sin fascinar
porque  nunca se hacen realidad.

Yo soy aquel, víctima del cainismo,
que oculta el manto del bautismo
y que emerge  de azula claridad
como una isla en mitad del mar,
que se disuelve bajo el altruismo
del viento efímero de un seísmo
y se dirige hacia una luz fatal.
Mi vida,  es un espejismo carnal.

Yo soy aquel, que agotado del dualismo
que me dio la vida, se unió al laicismo.
Fuego contra fuego, siempre desigual
y rosal contra jazmín, ruido y carnaval.
Me dejé llevar porque estaba escrito,
así es que, algunos, me han llamado Pepito.
Como la mañana, la tarde es desigual
y teje su manto la noche, de luna imperial.

Yo soy aquel, que está cansado, frito,
indignado, cabreado… así que te invito
a que cuentes tanto chorizo, sin bozal.
Tanto cabrito, tanto engendro sexual
me encuentro, cada vez que visito
las noticias de la mañana, que me felicito
de no ser como ellos y estar en la semifinal
de mi vida, que no es mía, ni es ideal.

Yo soy aquel, que vive kafkiano y maldito
por un mundo de odio, camino y tránsito.
Donde éste se recuerda, pecado capital,
más que la belleza, aunque conyugal.
Soy, quien rodeado de borregos, grito
intentando sacar la cabeza donde habito,
siempre en vano y, aun así, no podemos votar
la utopía vaginal, la tontura visceral.




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