sábado, 24 de febrero de 2018

DIOS LLAMA A LAS PERSONAS


Colaboración de Paco Pérez
LA FE GUIARÁ NUESTRA RESPUESTA
Abrahán fue llamado por Dios para hacerle unas propuestas, él supo escucharlo y le respondió como Él deseaba porque su fe lo guió.
Las pruebas que la vida nos presenta debemos resolverlas las personas y no debemos olvidar que, como en el caso de Abrahán, la respuesta que daremos siempre estará ligada a la FE que tengamos. Él se la probó y no le falló… ¿Son nuestras pruebas más grandes que la de Abrahán para que le fallemos a Dios con tanta frecuencia?
Debemos recordar que antes de la prueba definitiva Dios ya le había puesto otras: Tener que abandonar su casa para ir al lugar que Dios le propuso; recibir el anuncio del nacimiento de un niño, sabiendo él que su esposa Sara era muy mayor y que sería tan grande su descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar.

Si Abrahán no dudó en sacrificar a su hijo… ¿Iba a dudar el Padre e impedir que el suyo, Jesús, muriera si de la PRUEBA presentada a Jesús en el huerto y la aceptación del SACRIFICIO por Él se derivaría la salvación espiritual de los hombres?
De las palabras del apóstol se puede deducir que la muerte de Jesús fue programada por el Padre para nuestra salvación y que nadie será condenado porque el gran sacrificio realizado tenía esa finalidad. No me entra en la cabeza que sea así de sencillo porque… ¿Qué sentido tendría entonces estar pendientes de superar las PRUEBAS que se nos presentan?
Hoy, se nos muestra a Dios con los brazos abiertos y no tengo motivos para dudar de ello porque consintió que Jesús muriera pero no tengo otro remedio que pensar en aquellos años de mi niñez cuando ese mismo Dios me fue presentado como un juez inflexible, de cinto o vara en mano, que premiaba o castigaba según nuestros actos.
¿Cómo es posible que los años me hayan permitido escuchar de quienes nos predican dos caras opuestas del mismo tema?
Tal vez sea porque como la grandeza de Dios es enorme pues nos consiente a los hombres opinar o hacer afirmaciones sobre temas que no comprendemos o no conocemos, en este grupo me incluyo.
Con el paso del tiempo el hombre sencillo, Abrahán también lo era cuando Dios le puso a prueba su fe, vuelve a tener pruebas para mostrar su fe. En esta ocasión el formato es diferente porque Jesús había entrado en escena y les predicaba una doctrina que cambiaba las formas tradicionales de entender el hecho religioso y las relaciones humanas. No hay duda de que su aparición estuvo acompañada por el éxito pues les hablaba con estilo tan sencillo que lo entendían todos y, además, haciendo cosas que escapaban del poder humano, cuando los curaba y les daba de comer. Un tiempo después Jesús se percató de que esas acciones atraían a las personas por lo que les daba pero no por la comprensión real de quién era Él y qué buscaba con lo que hacía, hasta el punto de que  no lo habían asimilado ni quienes lo acompañaban a diario, los discípulos. Por esta razón, Jesús subió al monte con Pedro, Santiago y Juan… ¿Por qué les concedió a éstos el privilegio de asistir al acto de la Transfiguración?
Lo acompañaron porque ellos eran quienes más resistencia habían ofrecido, dentro del grupo de discípulos, a la recepción del mensaje a pesar de haber presenciado los hechos portentosos. La realidad es que lo identificaban como el Mesías pero no en el plano espiritual porque ellos esperaban que fuera un guerrero poderoso que los librara de la opresión de los romanos. Al estar junto a Jesús en el monte, ellos fueron testigos del momento en el que la identidad de Él se reveló a los hombres, hecho extraordinario que los fascinó y que contribuyó a que les aumentara, de manera definitiva, su fe en Dios.
Ese acto los llevó a dejar de hacer lo viejo, a comprender qué esperaba a Jesús como consecuencia de la misión que traía, qué debían hacer y las consecuencias que les sobrevendrían por ello y que, además, tendrían que guardar silencio sobre la revelación presenciada.
La Transfiguración nos debe llevar a un comportamiento práctico en el que seamos empujados a mostrarnos solidarios con la necesidad del que padece y a denunciar la injusticia que hace padecer al débil y triunfar al fuerte, a vivir con sencillez y alejados de la ostentación, a no acceder a puestos de poder para servirnos sino para ayudar al que realmente lo necesita…







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