lunes, 14 de mayo de 2018

CADA MADRUGADA


Colaboración de José Martínez Ramírez


Cada madrugada, cuando sólo se escuche
en la calle algún coche que pasa,
el movimiento de algún vecino
y tú duermas, iré a tu habitación.
 
Me sentaré a tu lado a contemplar
cómo respiras pausadamente,
me beberé el calor que desprenda tu cuerpo,
después te besaré la frente y te arroparé.

Y, mientras cierro la puerta de tu habitación,
te miraré de nuevo y susurraré cuánto te quiero.
       

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