miércoles, 9 de mayo de 2018

LAS PALOMAS DEL PARQUE DE MARÍA LUISA


Colaboración de José Martínez Ramírez

Se juraron amor eterno
y, mientras ardían en llamas,
se curaron sus heridas.

¡Qué lejos queda aquel invierno,
qué lejos, mi viaje a Sevilla!

En el parque de María Luisa
dormía un libro en el infierno
de mis manos, un libro
de César González-Ruano.

No me acordaba de cómo duele
un portazo en las narices.

Quién me diría a mí
que esa noche, el relente
y este desecho, iban a dormir  
en el Alfonso XIII.

Era mayor para mí
y de las palomas blancas… ¿Qué decir?
¡Qué bonito era su vuelo!

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