domingo, 25 de noviembre de 2018

CRISTO, REY DE LOS JUDÍOS


Colaboración de Paco Pérez
Las gentes sencillas recibieron de Cristo las pruebas de su grandeza cuando, siendo tratados ellos en su entorno como los últimos, Él los acogía con cariño y les ayudaba. Como es lógico este proceder arrastraba porque la sociedad sabía, y sabe, que quienes están arriba no sirven a quienes están abajo sino que se sirven de ellos. Por esta verdad la respuesta que les dio Jesús operó en ellos una reacción positiva hacia Él y los empujó a reconocérselo, por eso lo proclamaron “Rey de los judíos” y, aunque se lo decían como muestra de gratitud y reconocimiento, se convirtió en el motivo por el que los poderes de su tiempo se confabularon contra Él para destruirlo pues no comprendieron el verdadero sentido de su predicación.

El Padre, muchos años antes, fue preparando su venida futura poco a poco y lo hizo por mediación de los anuncios que realizaban los profetas sobre el futuro acontecimiento. Daniel fue uno de ellos y lo hizo comunicándoles la visión que tuvo durante un sueño, en él los protagonistas fueron un anciano y un hombre.
Interpreto esa escena como el anuncio de la futura llegada del Hijo de Dios y la descripción de “cómo sería Él y lo que le rodearía”: Tomaría forma humana, todos los hombres y pueblos le servirían, su imperio no tendría límites en cuanto a la extensión y temporalidad y nunca sería destruido.
Cuando llegó el momento anunciado por los profetas, Jesús se puso a trabajar para que el Reino de Dios comenzara a manifestarse a las personas de manera sencilla y práctica, los atributos que Él siempre aplicaba a su actividad evangélica facilitaba que se comprendía mejor lo que pretendía enseñarles. Además, sus palabras se acompañaban de acciones extraordinarias que sólo podían ser realizadas por alguien diferente a los demás y por eso quienes las habían recibido se lanzaban a proclamarlo con fuerza pues por ellas intuían que el Mesías anunciado era Él.
Por estas acciones el pueblo oprimido se llenó de esperanza y comenzó a ver en Él a un guerrero liberador que acabaría con sus maltratadores, los salvaría de la injusticia que padecían y, en reconocimiento, lo proclamabanRey de los judíos”. Este sentimiento no fue positivo para Jesús porque el pueblo y sus dirigentes confundieron su mensaje, Él les hablaba de una liberación espiritual y pacífica pero no les proponía actuar de manera violenta.
Sus palabras atemorizaron a quienes tenían el poder religioso y político en la sociedad pues no deseaban que Jesús se lo arrebatase y, como se sintieron en peligro, comenzaron a realizar movimientos de defensa actuando en su contra. Esta incomprensión hacía su mensaje fue el problema que llevó a Jesús al martirio. Él les ofrecía la liberación del espíritu, el pueblo necesitaba acabar con la opresión que el poder religioso y político ejercía sobre los pobres y, a los poderosos sólo les preocupaba no perder los sillones.
Unos años después Juan escribió el Apocalipsis y, en 1, 5-8, les
anunciaba la futura venida de Jesús, les recordaba que se refería a quien ellos mataron, les aconsejaba que estuvieran preparados, ensalzaba su condición de Hijo de Dios y les pedía que le dieran gloria por el poder que le fue conferido por el Padre.


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