viernes, 27 de marzo de 2020

5º DE CUARESMA


Colaboración de Paco Pérez
LA MUERTE… ¿FINAL Y COMIENZO?
Ezequiel habló al pueblo de la MUERTE para anunciarles, cuando estaba cautivo en Babilonia, que Dios los sacaría de sus sepulcros. No lo hizo en términos de literalidad, porque no estaban muertos, sino como un ejemplo que les ayudara a comprender que al igual que están los difuntos encerrados en sus tumbas ellos también lo estaban por culpa de la cautividad en que vivían. Así les anunció que serían liberados por Dios y que los llevaría de nuevo a Israel. En nuestros días, las palabras de Ezequiel cobran vigencia por la situación de sufrimiento que nos está ocasionando el confinamiento doméstico en el que vivimos un tercio de la población mundial para no ser invadidos por  Covid19, otra forma de esclavitud que es ocasionada por el miedo y la muerte
Confiemos en  el Padre y pidámosle que nos ayude a salir de esta pandemia.

En nuestros días, la muerte nos está preocupando más de la cuenta, es decir, es una actitud que esclaviza a la personas y por eso es bueno recordar que este tema siempre preocupó a los humanos y por esa razón cada cultura le dio, y da, un tratamiento muy particular.
Antes, la tradición funeraria estaba centrada en la creencia de que una vez muertos todo había acabado, y los cuerpos recibían sepultura en “tumbas” excavadas en la roca, muy pocas, y otras en fosas abiertas en el suelo. Las primeras se cerraban con una piedra redonda, las segundas se delimitaban con piedras pequeñas y poniéndoles encima una losa de piedra y todas se pintaban de blanco. Nadie las tocaba porque quienes lo hacían eran considerados impuros.
A los tres días, según su tradición, como el cuerpo comenzaba a mostrar los rigores de la descomposición ya se confirmaba la muerte de la persona. La resurrección de Lázaro fue al cuarto día de haber muerto y ese hecho debemos  encuadrarlo dentro de la metodología que tan acertadamente empleó Jesús para darnos su mensaje.
Si Él hubiera acudido a Betania cuando lo llamó la familia entonces su curación hubiera quedado para la historia como una más de las muchas que hizo pero la muerte de Lázaro fue algo más que un milagro, la prueba que derrumbaría la creencia errónea que tenía la sociedad judía sobre el sentido de la muerte, el fin de todo para las personas.
Él les enseñó con este milagro que su creencia sobre la muerte no reflejaba la verdad sino que tenía otro sentido distinto…. ¡La muerte del cuerpo no es el fin sino el comienzo de una nueva vida en el Reino de los Cielos junto al Padre!
Así anunció lo que le ocurriría a Él dentro de unos pocos días y a todos los que creyeran en su mensaje.
Pablo les explicó la situación individual de las personas de una manera entendible y sencilla:
Quienes se apartan de Dios voluntariamente y viven apegados a las cosas materiales no pueden agradar al Señor. En cambio, quienes no están apegados a las prohibiciones de la vida y sí lo están al Espíritu pues, por lógica, el Espíritu de Dios los protegerá y les ayudará.
Por el mismo razonamiento, si Jesús está en nosotros aunque nuestro cuerpo muera por el pecado no debemos preocuparnos porque el mismo Espíritu que resucitó a Él también dará vida a nuestros cuerpos.



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