sábado, 7 de marzo de 2020

LA CUARESMA-2


Colaboración de Paco Pérez
TRANSFIGURACIÓN Y CAMBIO
La Cuaresma debemos entenderla como un tiempo favorable para orar, reflexionar sobre nuestro comportamiento diario y proponernos realizar el sacrificio de cambiar en nosotros lo que esté torcido. Hoy nos puede ayudar el ejemplo de Abrahán pues él fue elegido por Dios para que realizara un sacrificio grande, que abandonara la tierra donde nació y se encaminara hacia donde Él le indicara.
¿Por qué fue grande su sacrificio?
Porque abandonar el terruño siempre causa dolor y él, al ser un hombre rico, no tenía necesidad de ir a otros lugares en busca de nuevas aventuras. No obstante, como creía en Dios, escuchó la propuesta que le hizo el Padre, se dejó guiar por la fuerza de su espíritu y se sacrificó.

Cada día, muchas personas abandonan (solos o en compañía de la familia) el país que los vio nacer para ir a vivir en otros para salvar la vida, trabajar, comer y progresar. Esta realidad se repite a diario y, en los medios, se nos muestra con crudeza lo que está sucediendo con quienes huyendo de la guerra, la persecución ideológica o el hambre, cuando llegan a otros países, sufren el rechazo de quienes tienen que recibirlos.
Por el hecho de abandonar su entorno ya muestran al mundo el espíritu de superación que los acompaña y hoy nos recuerdan la figura de Abrahán.
La diferencia que observo entre ambos movimientos migratorios está en el motivo impulsor. En nuestros días, las personas inocentes buscan vivir en otros lugares cuando se sienten maltratadas o en peligro por quienes actúan de manera egoísta para conseguir el poder y, en el pasado, cuando las personas que recibían la llamada de Dios sabían darle entrada a Él en sus vidas y lo sacrificaban todo para servir su causa.
En el pasado, los pueblos siempre tuvieron algún acontecimiento histórico que estuvo ligado con algún monte y por esa razón no debe sorprendernos que en el pueblo de Israel también participaran éstos en los momentos en que Dios fue dando protagonismo a los diferentes personajes que iba eligiendo para que guiaran a su pueblo hasta que llegara el momento en el que Jesús se manifestaría.
Iba Jesús con sus discípulos, les comunicó lo que iba a padecer y, como todavía no habían asimilado bien su mensaje, se sintieron mal debido al desánimo que les entró. Esta realidad lo empujó a subir hasta el monte Tabor con los tres para mostrarse ante ellos en la “Transfiguración” y fortalecerles así su creencia. Con esa acción prodigiosa les hizo vivir, durante la visión, una experiencia alucinante por la sensación de paz y felicidad que disfrutaron mientras duró. Durante ella, Jesús les hizo ver que era el Mesías que esperaban en Israel y que había sido anunciado muchos años antes por Moisés y Elías.
Para Pablo, la evangelización no es una tarea fácil pero nos empuja a realizarla a pesar de los problemas que se nos presenten, lo que le ocurrió a Jesús.
Dios, desde siempre, tenía preparado este plan de salvación para los hombres pero debemos recordar que este logro no lo alcanzó la humanidad por ella misma sino por Jesucristo. Ésta la logramos porque Él murió y resucitó por nosotros. Ahora nos corresponde a nosotros realizar el sacrificio de CAMBIAR aquellos aspectos de nuestro comportamiento que no son los adecuados para un cristiano.


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