sábado, 27 de febrero de 2021

DIOS LLAMA A LAS PERSONAS

                                            Colaboración de Paco Pérez

LA FE NOS EMPUJA… ¿TENEMOS?

La FE es un don que recibimos de Dios al nacer y después necesita ser cuidada pero la mayoría de las personas no la atendemos bien… ¿Por qué?
Porque si vivimos la religiosidad en un plano contemplativo y no lo hacemos de manera práctica, la que se nos propone en el mensaje de Jesús, entonces se cumplirá que “una fe sin obras es una fe muerta”. Queda claro que, en función de los niveles que tengamos de ella, la respuesta que daremos a la llamada del Padre será en positivo o no.
Hoy recordamos el comportamiento de Abraham y con él se nos enseña que no debemos malgastar la FE ni perder el tiempo en cosas irrelevantes. Él siempre tuvo confianza plena en el Señor, lo obedecía, le respondía de inmediato a su llamada y por esa razón lo premió.
El nivel de la FE también apareció cuando Jesús les predicaba una doctrina nueva que intentaba cambiar las formas tradicionales de entender el hecho religioso y las relaciones humanas. Su aparición tuvo éxito pues les hablaba con un estilo tan sencillo que lo entendían todos y, además, haciendo cosas que se escapaban del poder humano cuando los curaba, les daba de comer… Un tiempo después Jesús se percató de que esas acciones los atraían pero comprobó que no comprendían quién era Él y porqué les ayudaba, hasta el punto que no lo habían comprendido ni quienes lo acompañaban a diario, los discípulos. Por esta razón, Jesús subió al Monte con Pedro, Santiago y Juan… ¿Por qué les concedió a éstos el privilegio de asistir al acto de la Transfiguración?
Porque ellos eran quienes más resistencia habían ofrecido, dentro del grupo de discípulos, a la recepción del mensaje a pesar de haber presenciado sus hechos portentosos. La realidad es que lo identificaban como el Mesías pero no en el plano espiritual porque ellos lo esperaban como un guerrero poderoso que los libraría de la opresión de los romanos. Al estar junto a Jesús en el Monte, ellos fueron testigos del momento en el que la identidad de Él se reveló a los hombres y también qué le ocurriría al final de sus días, este hecho extraordinario que presenciaron los fascinó y contribuyó a que les aumentara, de manera definitiva, su FE en Dios.
Ese acto los llevó a dejar de hacer lo viejo, a comprender qué esperaba a Jesús como consecuencia de la misión que estaba cumpliendo, qué debían hacer ellos en adelante, las consecuencias que les sobrevendrían por ello y que, además, tendrían que guardar silencio sobre la revelación presenciada.
La Transfiguración nos debe llevar a un comportamiento práctico en el que, por la FE, seamos empujados a mostrarnos solidarios con la necesidad del que padece y a denunciar las injusticias que hacen padecer al débil y triunfar al fuerte, a vivir con sencillez y alejados de la ostentación, a no acceder a puestos de poder para servirnos sino para ayudar al que realmente lo necesita…
Con la aparición en aquel acto de los dos personajes bíblicos se proclamó que todo lo anunciado sobre Jesús era cierto y desconcertó tanto a los discípulos que no comprendieron de inmediato lo presenciado.
Pablo opinaba que Dios siempre está al lado de las personas y por ese convencimiento les decía que nadie nos haría daño… ¿Por qué lo afirmaba con tanta vehemencia?
Porque consideraba que si Él permitió que su Hijo muriera para salvar a los hombres pues con ese argumento él opinaba que si Dios tuvo ese gesto con nosotros después no va a estar esperando que cometamos algún error para juzgarnos y condenarnos.
Si creemos, de verdad, que Dios está con nosotros… ¿Por qué tenemos tanto miedo a encontrarnos con Él? ¿Por qué buscamos nuestra seguridad en la materialidad y no en Él? ¿Por qué somos tan violentos cuando se nos tuercen los caminos o mientras intentamos dar solución a los problemas?
La respuesta es lógica… ¡Porque no confiamos plenamente en Dios!
 
 

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