sábado, 27 de marzo de 2021

EL EGOÍSMO DEL HOMBRE

 Colaboración de Paco Pérez

SIGUE CONDENANDO AL JUSTO

El comportamiento humano casi nunca fue el adecuado porque antes, durante y después de Jesús el egoísmo aún está presente y eso hace que siga generándose la crueldad e injusticia que ocasiona a otras personas situaciones complicadas que después desembocan en pruebas difíciles de resolver y entonces, quienes son zarandeados, tienen que decidir qué postura deben adoptar ante la situación presentada.
Conocedor de estas realidades, el Padre siempre está a nuestro lado para ayudarnos. Lo podemos comprobar en las lecturas:
1.- Isaías, mostrándonos a un personaje inconcreto, que bien pudo ser él, y la experiencia que éste tuvo en su relación con el Señor desde que comenzó a interesarse por las cosas del Reino pero, como reconocía que no estaba preparado para dar consuelo a quienes estuvieran tristes, él se lo pedía al Padre, lo escuchaba y cada mañana Él le indicaba  cómo debía comportarse con el prójimo: […ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.].
Se comportaba así porque su fe era grande, ella le hacía avanzar a pesar de las dificultades y, también, por cómo pensaba de Él: [El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.].
2.- El salmista, porque se anticipó a los acontecimientos del futuro al relatar los sufrimientos de Jesús, la angustia y el abandono que sintió al padecer el comportamiento de las personas hacía Él y cómo reaccionó al comprobar esas realidades. También acertó con el sufrimiento que afecta a las personas de nuestros tiempos por la infinidad de cosas que determinan cada día su dolor.
 
3.- Pablo, al recordarnos que Jesús, a pesar de su condición divina, jamás se presentó diciendo que era el Hijo de Dios sino que se despojó de todas sus condiciones para hacerse el último, aceptando la muerte y recibiendo la más cruel de todas, morir crucificado.
A pesar de ello el Padre le reconoció su categoría así: [Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.].
Es evidente que lo que nos ocurre se debe a la ceguera intelectual que nos impide ver con claridad y en pleno día lo que se nos muestra, quienes son así ven menos que aquellas personas que lo son desde antes de nacer.
¿Por qué planteo de entrada un tema que no guarda relación con los hechos que desembocaron en la acusación, juicio y condena de Jesús?
Porque quienes lo llevaron ante Pilato fueron los culpables de lo que le sucedió después y por eso opino que en ellos se cumplió esa expresión tan popular que afirma: [No hay peor sordo que aquel que no quiere oír y peor ciego que aquel que no quiere ver.]. 
Opino así porque los dirigentes del poder religioso no quisieron ESCUCHAR las enseñanzas que Jesús les daba ni VER a diario cómo ANDABAN los tullidos o LIBERABA a los endemoniados o DEVOLVÍA a la vida al difunto Lázaro después de estar enterrado… ¿Qué delito cometió Jesús para que lo acusaran con tanta fuerza ante el poder político?
Actuaron así porque la verdad duele y Jesús, como enseñaba al pueblo unos principios totalmente diferentes a los de ellos, a pesar de ser los encargados de los temas de Dios en Israel, pues reaccionaron en su contra para no perder el tren de confort que disfrutaban comerciando con las cosas de Dios.
Pasan los años y las personas seguimos comportándonos con Jesús como hicieron los judíos, es decir, actuando como ciegos-sordos. Lo hacen quienes viven a costa de divulgar las mentiras y después repetirlas muchas veces hasta lograr que los ciudadanos convivan con ellas con normalidad y las vean como verdades.
Actualmente, los poderes políticos y económicos son quienes a diario siguen denunciando a Jesús ante Pilato, juzgándolo sin piedad y CRUCIFICÁNDOLO; lo hacen cada vez que consiguen incrementar sus ingresos a costa del dolor humano, ese que empobrece a la sociedad hasta dejarla sin comida ni techo donde cobijarse.
Lo hacen quienes, desde los poderes políticos y económicos, actúan pensando sólo en ellos y lo consiguen utilizando la mentira y el engaño sin inmutarse.
Los cristianos también tenemos culpa porque nos hemos acomodado a vivir en un formato carente de riesgos, el que nos han diseñado ellos, y por eso sólo damos la cara cuando tenemos que defender lo nuestro ante el miedo de perder lo adquirido pero, si el vecino tiene problemas y lo dejamos sólo ante la adversidad, tendremos que reconocer que la nuestra es una postura egoísta pues Jesús siguió el camino contrario, el de la generosidad, ese que Él nos enseña en la “Pascua del Señor”, cuando dio la cara por el prójimo sabiendo que acabaría MURIENDO en la CRUZ… ¿Seguimos su ejemplo?
 
 
 

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