lunes, 31 de diciembre de 2012



EL “AÑO VIEJO”
EN
VILLARGORDO de JAÉN

Colaboración de Paco Pérez


Hace ya algunos años, para los jóvenes serán demasiados y para mí más de los deseados, que comenzó a tomar forma la celebración de esa noche mágica en la que el convencionalismo consigue que en unos segundos pasemos esa línea del tiempo que separa un año del siguiente, “Año Viejo” y “Año Nuevo”.
Poco a poco y sin darnos cuenta se fue formando un grupo humano amplio en el que unos ya estábamos casados, la mayoría, y los menos novios o solterosLas personas que nos fuimos integrando en él proveníamos de relaciones amistosas diferentes: Unos éramos amigos desde hacía años y otros nos divertíamos en panda de manera esporádica. 
Estos ingredientes, unidos a las ganas de juerga que siempre llevábamos bien guardadas en la mochila, propiciaron que, en la casa que había comprado Miguel Delgado, acordáramos reunirnos para pasar el “Año Viejo”. 
A la celebración de la primera “Noche Vieja”, allá por 1977, asistimos unos pocos, los impulsores de aquel posterior gran grupo; no nos disfrazamos; fuimos vestidos con normalidad, mujeres y hombres, y cenamos un menú sin complicaciones en la “casilla”, así la llamábamos. 
Un buen rato antes de las campanadas salimos a la calle Marqués de Linares y caminamos cantando algo típico de la noche con dirección a Ramón y Cajal “La Cañailla, subimos hasta el Paseo y nos dirigimos hasta el RELOJ del Ayuntamiento de entonces, hoy Museo “Cerezo Moreno”. Tomamos las tradicionales uvas, nos deseamos lo mejor y se descorchó alguna botella de espumoso líquido como muestra de alegría. Allí estuvimos muy poco tiempo, el que tardamos en desearnos lo mejor y en consumir las botellas que llevábamos. Recuerdo que sólo estábamos nosotros y unos cuantos zagalones que pasaban de casualidad por el lugar.
Durante todo el año la “casilla” siguió acogiendo nuestras juergas porque lo pasábamos muy bien y gastábamos poco. Estábamos muy bien organizados y, aunque siempre los había que sólo aparecían a la hora del masconeo, teníamos las responsabilidades bien compartidas.
Miguel nos traía el vino de Bailén y su cuñado Felipe Bautista de Lopera. Como éramos muchos pues las garrafas de dieciséis litros no descansaban y en las cooperativas donde lo compraban se hicieron muy populares.
Alonso Jiménez y Paco Pérez se ocupaban de la compra de los aperitivos para las ligueras y de los borregos para las comidas, la especialidad culinaria de nuestro restaurante.
Los hermanos Lerma, Paco y Diego, eran los matarifes: Sacrificaban los animales, les quitaban las pieles, los dejaban esa noche al oreo y, al día siguiente, los despiezaban por la mañana.
Teníamos buenos cocineros, Sebastián MoralGalgo viejo” fue el cocinero que preparó las carnes el año que debutamos en serio con la celebración de “Año viejo”, es decir, cuando nos disfrazamos por primera vez, en 1978.
La planificación de la noche se realizó concienzudamente y se puso una condición a los que desearan pasar aquella “Noche Vieja” con la PEÑA “Bota y jamón”, ir disfrazados.
Todos llevamos la elaboración de los disfraces con mucho secreto y aquella tarde estábamos reunidos en la “casilla” muy nerviosos, nos fuimos allí para esperar que llegara la hora de irnos a casa a ponernos los disfraces.
Aquella noche se presentó un gran problema para la celebración, diluvió durante el anochecer y no paró de caer agua mientras estuvimos cenando. Antes de salir a tomar las uvas paró y gracias a esa coincidencia no se nos estropeó el proyecto.
Algunos vecinos del pueblo, no muchos, se enteraron de la que estábamos montando y se acercaron para vernos con los disfraces.
Hubo algunos muy originales, Diego Lerma siempre presentó el mejor, para mi gusto y creo que también lo era para el de todos. Además de elaborarlo muy bien tenía algo que para algunos puede que pasara desapercibido, por el alboroto que se formaba a su alrededor, pero para otros no y era un espectáculo presenciar la interpretación tan buena que hacía del personaje que había elegido ese año.
Sus dos interpretaciones cumbres, durante los años que estuvimos animando esta fiesta, fueron:
1.- “El pirata”. Otro día os mostraré las peripecias que vivió aquella noche de agua por culpa de su pata de palo.
2.- “El mecánico”. Este papel fuel de “Óscar”. También conoceréis las curiosidades que rodeaban la vida de este personaje que, de vez en cuando, recorría las calles para arregla a las amas de casa los útiles de cocina.
En dos años el Paseo se vio totalmente lleno de gente esa noche, los espectáculos que ofrecíamos los disfrazados eran muy buenos y variados, nosotros y otros muchos.
Lo que nació muy bonito, poco a poco, perdió su interés para nosotros y ya pasamos a la fase de cenar en los restaurantes del pueblo y a no disfrazarnos.
Perdimos el interés porque pasamos muchos años siendo los animadores sanos de aquella fiesta y en pocos años observamos que la gente joven, nuestros lógicos sucesores, no tenían imaginación para continuar nuestra siembra y convirtieron esa noche fantástica en lo que no se pensó al iniciarla, una rutina aburrida… ¿Por qué?
Porque unos pocos molestan a la mayoría. Lo hacían, y lo hacen, tirando peligrosos petardos o mojando con las bebidas a quienes se acercan para divertirse sanamente.
Pensé salir esta noche, después de muchos años sin hacerlo, a grabar imágenes pero he desistido porque me pueden estropear la máquina.  

OS DESEO, PARA ESTA “NOCHE VIEJA”, LA MEJOR DE LAS FIESTAS Y PARA 2013 MUCHA SALUD Y, COMO NO, QUE VUESTROS FAMILIARES NO PIERDAN EL TRABAJO SI LO TIENEN Y QUE ENCUENTREN OTRO SI LO PERDIERON.


Un abrazo sincero para todos.

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