miércoles, 24 de abril de 2013


VIAJANDO

CON

DON RECUERDO

Colaboración de Paco Pérez
Capítulo VI
EL BARBERO DEL CERRO “SAN CRISTÓBAL” (I)
En Villargordo tenemos tres cerros que siempre están en boca de  todos: Mengíbar, Jaén y San Cristóbal. Hoy nos vamos a detener en el Cerro “San Cristóbal”:

De los tres éste es el que tiene una cita con la historia y habría que viajar en nuestras indagaciones muchos siglos hacia el pasado para encontrar vestigios de la presencia de otras civilizaciones en ese lugar de nuestro entorno. Hace ya algunos años, unos treinta aproximadamente, en el Colegio PúblicoFrancisco Badillo” soplaba una brisa cultural muy interesante y, como suele ocurrir con el movimiento del aire, ésta modificó ciertas costumbres de trabajo algo rígidas e implantó otras más acordes con los tiempos, las que todavía permanecen y se mejoran. Todos los movimientos que operan en el entorno de un lugar dejan a su paso una huella y la grandeza de ésta estará en función de la fuerza con que se mueve el aire, en este caso la actividad. Como fruto de ese ambiente y en el marco de las actividades que se organizaban en primavera para promocionar la cultural, recibimos en el “Comedor Escolar” al catedrático de Historia, D. Luís Coronas Tejada. Este señor había sido, y era en aquellas fechas, profesor de muchas de las personas que allí estábamos presentes y ese día nos habló de este lugar y de su pasado histórico. He viajado hasta estas fechas con la información que me da el recuerdo de lo que nos comunicó D. Luís ese día, ésta fue clave para ayudarnos a conocer la relevancia histórica de nuestro querido Cerro “San Cristóbal”. En este paraje los romanos tuvieron enfrentamientos bélicos relevantes. Otra muestra de su importancia se encuentra en los restos encontrados y que vienen a confirmar la presencia de otras culturas en el lugar.
 
Los niños siempre fuimos a ese lugar para jugar a las típicas batallas que veíamos en los cines de entonces, era un lugar inhabitado entonces y permitía todas estas acciones guerreras infantiles.
 
Con el paso de los años el lugar cambió su fisonomía agreste por otra más humanizada porque se establecieron en esos terrenos una granja, una industria maderera y otra aceitera y un restaurante, MIAMI II:
 
 
 
El objeto de este escrito es viajar hasta los acontecimientos de la granja de ganadería vacuna... ¿Por qué?
Hemos hablado de los pelados históricos de Villargordo, los que se ocasionaron en el marco de la ludopatía, pero nadie sabe, o no ha reparado en ello, que el Cerro “San Cristóbal” sigue siendo un filón para nuestra historia local, ahora en el campo de los pelados. Para informarlos tendré que hablarles de nuestro pasado reciente y de unos pelados realizados unos días antes de venirme para Nerja… ¡¡¡Conozcamos las BARBERÍAS de ese lugar!!!
En la segunda mitad de la década de 1970 un villargordeño, conocido popularmente como “El purillo”, después de estar un tiempo trabajando en el extranjero decidió que había llegado la hora de regresar y de hacerse empresario ganadero. Él tenía la ilusión de que con las pesetas que había ahorrado, después de sus años de esfuerzo y de sacrificio fuera, la vida futura debía de vivirla desde otra posición y junto a los suyos, por eso decidió poner en nuestro pueblo una vaqueriza.
Cuando puso en marcha su ilusionante proyecto comprobó que no sería tarea fácil porque necesitaba hacer la construcción de unas naves para el ganado y etc, etc, etc… Cuando estuvo metido en la aventura hasta los tuétanos se dio cuenta de que necesitaba visitar al banquero local para que le ayudara a concluir su empresa porque sus ahorros se habían acabado y firmó el papel que le pusieron delante, ya no podía pararse.
Estarán sorprendidos porque les hable de estas cosas si el tema iba de pelados… Ahora comprobarán que todo guarda relación.
Mi familia no vive junto al Cerro “San Cristóbal” y, a pesar de ello, cuando comenzó a vender leche Marí iba todos los días a su granja para comprársela porque se cundió por el pueblo que no había en el mercado otra más pura y de más calidad que la suya. La venta era por las tardes y había muchos clientes esperando en cola para comprársela porque cuando se cocía dejaba un dedo de nata, esa era la prueba del algodón sobre su calidad. Mari tenía la paciencia de coger todos los días esa nata, guardarla en un tarro y, cuando consideraba que ya había suficiente, la montaba para preparar alimentos de repostería. Desde entonces jamás he vuelto a tomar alimentos que contengan nata, este proceder se lo debo a las buenas costumbres que tomamos en casa con la leche de “El Purillo”.
Pues a pesar de tener clientela le vinieron unas consecuencias lógicas derivadas de su honradez, él fue a la ruina vendiendo el producto que le pagábamos y quienes vendían leche bautizada progresaron… ¿Por qué llegó a esa situación este empresario honrado y más bueno que el pan, además de por lo dicho?
Porque un día el barbero del Cerro “San Cristóbal”, sin pedirle permiso, le hizo un “pelado al cero”, es decir, no escuchó los  argumentos que él le daba, no le esperó en sus atrasos y esa actitud del barbero lo abocó a la pérdida de su negocio y las naves que albergaron la vaqueriza fueron subastadas al mejor postor… ¿Quién dijo que los desahucios son desgracias de nuestros días? Aunque distanciados en el tiempo, aquellos y éstos, sí podemos afirmar que en ambos periodos históricos seguimos siendo pelados por el mismo BARBERO, los bancos.
Un día, cuando este pobre hombre se encontraba en la fase de incertidumbre por no saber en qué iba a quedar su problema, recibía promesas y luego no veía la luz por ningún sitio, entró a un bar a tomar unas cervezas con los amigos. En el transcurso de la conversación surgió su problema, lo debatieron y entonces explosionó ante los reunidos y les regaló esta frase que forma parte de la historia de los desahucios:
- ¡¡¡Tenía que meterse una guerra tan grande que no se encontrara ni un papel!!!
 

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