lunes, 7 de julio de 2014

LA MUERTE

Colaboración de José Martínez Ramírez

Por matar y no decir la verdad,  
por herir y cambiar la suerte
sin tan siquiera preguntar,
cuando llega sola y de frente.

Por un egoísmo sin civilizar
y cerrar los ojos sin que tiemblen
manos y dedos  al acariciar
billetes con caras de reyes.
Por querer de lo ajeno su amistad
sin escritura que ampare o gobierne,
el trinque en Suiza o en Caimán,
a lomos de cientos de eres.

Por decir lo que quieren escuchar,
hacer justo lo contrario y que recen
la oración del amparo que no tendrán,
y vuelta otra vez, querido Pepe.
A volver a la turba a engañar.
Ellos  se insultan y se quieren,
sobre las arcas que van a vaciar,
pero, con traje, cantidades ingentes.

Por darnos en África un mundial,
mientras nos besaba un viernes,
el abismo más provocado y fatal
que los bancos al hombre, transfiriese. 

Mientras, el hambre cerca del lugar,
nadie lo veía, ni sabían lo que comieren
millones de negritos para la vida salvar.
Es nuestra mala conciencia, amada gente.

Ya nos tienen presos, en el lugar
que los banqueros y otros prefieren,
por esas cuantas cosas, y muchas más,
merecemos y llegará justa, la muerte.



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