lunes, 10 de noviembre de 2014

AHORA SÉ QUIÉN SE COMÍA LOS EMBUTIDOS

Colaboración de José Martínez Ramírez

Este poema está inspirado en un hecho puntual que ocurrió hace treinta años y, como no puede haber nada oculto, la verdad de unos hechos delictivos ha quedado al descubierto.

Dedicado a mi queridísimo, y amado, Domingo Moral Calles.

Ahora, que sigo sin saber
de qué tengo hecho el corazón,
las cicatrices que van a morder
los inquietos gorriones, boca de piñón,
de labios que van a tejer
lo que no tiene perdón.

Ahora ya sé quién fue el que, sin toser,
se comía la morcilla y el jamón
debajo de la cama y, al morder,
el chorizo que envolvió,
Pepe “Paquiro”, sin saber,
que era Domingo… ¡El muy tragón!

Se lo iba a hincar con placer.
Vicente “Peluca” también envió
a su amado hijo Juan, de beber,
buen vino en un furgón,
junto con chorizo por doquier,
así como un inmenso salchichón.

Y, cómo olvidar que para roer
pastelillos, a Manolo “El herrador”
su padre le envió su primer
mantecado en forma de alcanfor.

Quién suscribe iba a arder
cuando una mañana se enteró,
de que Domingo se jaló un amanecer,
de pata negra… ¡Medio kilo de jamón!

Domingo estás condenadísimo a correr,
mal bombazo te caiga, julandrón.
Ahora, treinta años después,
confieso que fuiste un cabrón.

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