jueves, 5 de septiembre de 2019

LAS COSAS DE VILLARGORDO


Colaboración de Paco Pérez
LAS TERTULIAS
En nuestro pueblo, a diario, las personas tienen pocos lugares públicos para elegir dónde reunirse con sus familiares y conocidos, durante las mañanas. En las cafeterías de Agudo o Luciano es donde se puede tomar algo mientras se lee la prensa o se cambian impresiones y durante las tardes las limitaciones son mayores. Las señoras son las más afectadas por estas realidades pues los hombres tienen otras ofertas para matar el aburrimiento, incluidas las tardes.
En la Cafetería-barAlberfas”, algunos hombres, toman café o copas; juegan al “dominó”, al ajedrez o las “cartas” por la mañana y por la tarde; ven la televisión; leen la prensa deportiva o de información general y charlan sobre los temas de actualidad, es el establecimiento del pueblo que está más concurrido.

También hay otras personas que prefieren distraerse todas las mañanas en las tertulias que hay en “El Paseo”, con estos señores la mayor parte de los bancos están ocupados. Quienes acuden están entraditos en años y pertenecen a dos grupos de pensamiento y de intereses diferentes, los más mayores se agrupan en torno a la PeñaCartón y banco” y los más jóvenes son conocidos como “Los Motosierras”.

En invierno ocupan los que reciben el sol y en verano los que están a la sombra de los árboles, por esa razón los mayores acuden a la tertulia con un cartón en la mano, así mejoran la comodidad durante su permanencia en los bancos metálicos pues en ellos suelen pasar sentados algo más de dos horas y con este invento impiden que el frío o el calor les fastidie el pandero con sus rigores extremos.
Durante ese tiempo los componentes hablan de todas las temáticas locales y nacionales, miran desde la coroneta hasta los pies a quienes pasan cercan y, si es una dama agraciada la que transita por el lugar, pues hasta es posible que algún comentario soez se escuche en el ambiente. Las mujeres son conscientes de esa realidad y por eso eluden pasar por el lugar pero, a pesar de este criterio general, también las hay que pasan por allí a pesar de sus miradas y comentarios.
Como son conocedoras de ello pues por eso sucedió una mañana la broma que os voy a relatar, su contenido es real y lo único que he cambiado es el nombre de la señora que la protagonizó.
Una mañana estaba mi esposa comprando en “Zamorita” y entró Susana, una señora joven y atractiva que, además, iba muy bien arreglada. Allí había otra que era muy amiga de ella y, al verla llegar tan arreglada, le dijo muy sorprendida:
- Susana… ¿Adónde vas tan elegante?
– A comprar, creo que a Zamorita no se viene a otra cosa –le contestó.
– Es verdad pero siempre no vas así –insistió.
Ante la insistencia de su amiga, Susana reaccionó de manera ingeniosa y le dio una respuesta inesperada para su amiga y para el resto de señoras presentes:
- Mira, hoy me apetecía vestirme diferente para salir a la calle y aprovechando que estoy arreglada, cuando acabe la compra, antes de regresar a casa me voy a dar una vuelta por “El Paseo” para poner por las nubes a los abuelos que están allí sentados en los bancos e intentar que se pongan e_ _ a _ m _ _ _ s.
La amiga de Susana y las otras señoras que escucharon la conversación comenzaron a reír durante un buen rato por culpa de la ocurrente broma que había tenido... ¡Les alegró la mañana!  

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