jueves, 19 de septiembre de 2019

TERTULIAS EN EL “EJIDO PANTEÓN”


Colaboración de Paco Pérez
CESTA Y PUNTOS
Los hechos de este relato no se hubieran podido recuperar si Juan Pedro Castellano Calles “Pachillo” no hubiera viajado al recuerdo mientras charlábamos una mañana en un banco de “El Paseo”.
El entorno del “Cementerio Municipal” siempre estuvo muy concurrido por la chiquillería de la calle “La Luna” pues al no estar urbanizados aquellos terrenos los niños “luneros” tenían disponible un espacio que les permitía jugar al fútbol: La pita, el romo, las bolas, el trompo

Con el paso de los años crecieron estos muchachos y dejaron de practicar los juegos que tantas disputas y discusiones les ocasionaron pero esa etapa no fue baldía para ellos porque les regaló unas amistades para toda la vida. Algunos años después la nostalgia de aquellos días imborrables les hacía seguir reuniéndose en esos viejos espacios de los juegos o en las cuatro esquinas famosas del barrio: “El Ratón”, “El Maza”, Rosendo y “El Pelotas”. 
En estos tiempos esas reuniones no se hubieran repetido después  pues los jóvenes están tan ocupados con las nuevas tecnologías que sólo tienen tiempo para las máquinas y no para las relaciones sociales porque éstas quedan ahora en un segundo plano intranscendente. En el pasado ocurría lo contrario, ocupaban todo el tiempo libre de los niños y jóvenes y por eso siguieron reuniéndose en tertulia estando ya casados.
En nuestros días, la sociedad no tiene que esforzarse mucho para conseguir lo que desea de sus padres o para divertirse y sobre todo, ellos sabrán cómo se lo montan, pero se las apañan bien para llevar en los bolsillos el dinero suficiente. Antes todo era más complicado pues, como no recibían dinero para caprichos, la mente trabajaba mucho y los jóvenes se la ingeniaban para hacerse los juguetes o montarse los espectáculos.
Por haber sido educados en estas diferentes formas de entender la vida después pudieron ocurrieron los hechos que voy a relatar y sus protagonistas fueron los jóvenes de antes pero ahora ya no jugaban a la pita o al burro, por poner unos ejemplos, pero sí estaban caminando ya por la fase de fumar o darle algún “legüetazo” que otro a la cerveza o al vino y muchos ya tenían hijos. En estas tertulias de las “esquinas” o en el “bar” fue donde nació la sana costumbre de divertirse con la puesta en escena del desaparecido concurso que TVE estrenó en 1965 con el nombre de “Cesta y Puntos”. En él participaban los alumnos de bachillerato de distintos colegios de España, dándose a los concursantes premios individuales y colectivos.
Un día estaban en el BarPelotas”, tomando la “Liguera”, los personajes del barrio más expertos en el arte de las bromas y las juergas y no de ellos, Juan, se acordó de aquel programa que se emitió hacía ya algunos años y les dijo:
- Mientras le daba al vaso de vino un chupetón he mirado al televisor y me he acordado de aquel programa de TVE que se llamaba “Cesta y Puntos”… ¡Que gente más lista iba a él!
– A mí también me gustaba mucho –afirmó José.
Juan tomó de nuevo la palabra les propuso practicarlo cuando se reunieran en las tertulias del Panteón o en la “liguera”. Al principio no tuvo la propuesta muchas simpatías pero poco a poco la idea fue tomando cuerpo y acabó siendo aceptada por el grupo. Cuando pasó el primer escalón convinieron que ahora tenían que darle forma, aquella noche se la pasaron hablando de cómo lo harían, todo quedó en proyecto y se marcharon.
Unos días después la tertulia vio incrementada su plantilla porque asistieron otros nuevos acompañantes y, cuando fueron informados del proyecto que tenían, se ilusionaron tanto con la idea que aquella misma tarde comenzaron a ponerla en marcha, no les hizo falta escribir ningún guión pues tenían una imaginación extraordinaria. Los que se convirtieron en las estrellas del pasatiempos fueron: José Losilla NavarroJoselito Bandoleras”, José Bermúdez MorenoEl Torero” o “Empanadas” y José MirandaMartillo”.
Estas reuniones se popularizaron mucho y durante un tiempo rieron con ellas hasta no poder más. Aunque todos los que asistían participaban haciendo preguntas quienes pasaron a la posteridad local por las ocurrencias que tenían al formularlas y por las respuestas que daban fueron los nombrados anteriormente.
Los “Josés” se ajustaron al esquema de “Cesta y Puntos”, preguntas y respuestas. Cuando supieron cómo iban a intervenir en el juego se prepararon para comenzar. La responsabilidad de actuar como presentador fue concedida a José Bermúdez y la de concursante a Joselito
Todos estaban expectantes, no sabían por dónde iba a salir José, y, cuando tomó la palabra, le dijo:
- Está atento Joselito, que la pregunta no va a ser fácil, será más bien difícil, pero yo creo que tú la puedes acertar.
Joselito no se esperó a que se la hiciera y le dijo:
- Pues ya está, pues ya está… ¿Qué pasa si es difícil?
José tomó de nuevo la palabra:
- Joselito, tú tranquilo que no pasa nada si es difícil y fallas. Ahora escucha bien que voy a empezar a hacerte la pregunta…
No lo dejó empezar y habló de nuevo:
- Venga chiquillo, venga… Te escucho, empieza ya –insistió Joselito muy nervioso.
– ¡Allá voy! Joselito, si tú vienes de Mengíbar montado en tu bicicleta y al pasar por los “Palos Cruzados” te encuentras al “Bizcocho Viejo” que está arando en el haza de “Tirantes”… ¿Cómo se llama el “guardagujas” de Las Infantas? 
Joselito no se lo pensó dos veces y le respondió de inmediato con un sin sentido:
- ¡Agujas a real!
La respuesta inesperada, y la euforia del vino, les hizo tanta gracia que dieron unas carcajadas enormes.
José, una vez calmados los ánimos, tomo la palabra de nuevo:
- Para ser la primera respuesta no está mal pero yo sé que, aunque no es perfecta, tú puedes hacerlo mejor. Bueno, vamos con la segunda pregunta, esta va a ser más sencilla: Si un día estás en la aceituna dando palos, pasa un pájaro y te caga en la oreja… ¿Tú qué le dices?
– ¡Cagón, me cago en tus muertos!
Otro día no se presentó “El Torero” y José Miranda “Martillo” se ofreció para hacerle a Joselito las preguntas, si él quería, y éste aceptó.
Pepe era muy exagerado para hablar y reír cuando estaba de cachondeo pero cuando estaba en su trabajo de conductor del autocar siempre mostraba una personalidad totalmente diferente… ¡Entonces era más serio que una estaca!
Antes de comenzar Pepe informó a todos que sus preguntas no serían como las de “El Torero”, las suyas serían “Barbales”.
Todos quedaron sorprendidos y uno le preguntó:
- ¿Qué es eso de preguntas “Barbales”?
Pepe le aclaró sus intenciones:
- Unas preguntas especiales con las que sabremos si a Joselito le tiembla la barba o no.
- ¡“Martillo”, a mí no me tiembla la barba! – le respondió Joselito muy cabreado.
Antes de que Pepe empezara a proponerle la pregunta Joselito adelantó la cabeza y se cogió la barba con la mano.
Pepe, aguantándose la risa, le dijo:
Joselito, si vas buscando “nios” de “pajarraco habero” por las olivas de “Pestazo” y te encuentras a una bicha que está jugando a la pita con un mosquito… ¿Cómo está el vino del BarEl Maza”?
– ¡Aguaooo!
Pepe dio un voz muy grande y le dijo a Joselito:
- ¡Muy bien Joselito, te has ganado tres puntos y dos granos de maíz!
En otra ocasión la tertulia se vio aumentada con Andrés AdánEl Mudo”.
El Torero”, como era tan especial, comenzó a canturrear alrededor de Andrés para arrancarlo, lo consiguió y éste lo que hizo fue emitir algunos sonidos.
Joselito, que observaba muy atento lo que hacía Andrés, dijo:
- ¡Pues no canta tan mal para ser “mudo”!

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