sábado, 23 de enero de 2021

DIOS NOS LLAMA

                                            Colaboración de Paco Pérez

RESPONDERLE ES OPCIONAL

Siempre se preocupó el Señor de las personas pues deseaba que cambiaran su comportamiento y, con métodos distintos, les fue comunicando qué esperaba de ellos.
Hoy se nos muestra cómo fue llamado Jonás por el Señor para que comunicara a los habitantes de Nínive su mensaje de salvación. El pueblo reflexionó, cambiaron, pidieron perdón por sus desmanes e hicieron sacrificios. Dios aceptó su repuesta, los perdonó y no los castigó.
Pasaron los años y Dios presentó al hombre su proyecto definitivo de salvación, nos lo enseñó Jesús.
Leemos MARCOS 1,14-15:
[Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el evangelio de Dios.
Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.].
Lo ocurrido a JuanEl Bautista” hizo que Jesús iniciara su labor evangelizadora pero no como continuador suyo sino como impulsor de una forma diferente de comunicar a los hombres la Palabra y de actuar después para ponerla en práctica. No les habló, como hacía Juan, de la necesidad de bautizarse para que recibieran el perdón pero sí los animaba a convertirse, no se lo proponía como un requisito para evitar el castigo sino como un medio necesario para acceder al Reino de Dios.].
Al hablarles del Reino lo hizo con palabras y con obras, era todo muy real porque solucionaba los problemas del pueblo dándoles de comer, curándoles sus enfermedades, perdonándoles sus errores, acogiendo a todos, no creando clases sociales… 
Así fue como mostró Jesús al hombre la imagen de Dios, un Padre justo y misericordioso que quería a todos de igual manera y que deseaba ofrecerles un mundo mejor donde el mal no triunfara y todos pudiéramos ser felices.
Este proyecto fue presentado al hombre por Jesús de manera práctica, sigue siendo válido y aún podemos ponerlo en marcha. Sólo le falta que sea recibido por los hombres con un espíritu renovado y cargado de confianza y fe en su contenido… ¡¡¡Sigue vigente!!!
Jesús se marchó a Galilea para comenzar su labor evangelizadora y lo hizo en la ciudad de Cafarnaúm. Sus habitantes vivían de la pesca y de la agricultura y en ella había una guarnición romana.
En esta ciudad realizó Jesús acciones extraordinarias, por ellas se dio a conocer y ahí se le unieron los primeros discípulos cuando, al pasar junto al lago, se encontró a unos pescadores que estaban haciendo su trabajo, Él los llamó y ellos acudieron de inmediato. Los que le siguieron se llamaban Simón y Andrés, eran hermanos, y más adelante llamó a otros dos que también lo eran, Santiago y Juan, a éstos los encontró cuando estaban en la barca con su padre.
En ambos ejemplos de llamada y seguimiento hay un elemento común, todos le respondieron de inmediato y nos enseñaron que abandonarlo todo para ir tras Él debe ser la respuesta correcta.
¿Respondemos a Jesús cuando nos llama o sólo nos acordamos de Él cuando truena?
Después de Jesús, los apóstoles continuaron su labor y hoy encontramos a Pablo dirigiéndose a los corintios en un formato que era muy entendible, les comparó la vida con una representación teatral en la que cada uno tiene asignado un papel cuando actúa en el mundo laboral, estado civil, creencias religiosas… Con esta realidad los llevó, y nos lleva, a un punto común, Dios sólo nos pide que seamos responsables en el desempeño de nuestro papel, sea éste el que sea.
Contextualizando estos hechos debemos aclarar que sus palabras estaban guiadas por una creencia: Estaba cerca la segunda venida de Jesús y el final de los tiempos.
Por esa razón Pablo les habló en unos términos apocalípticos, como si les fuera a ocurrir de inmediato algo definitivo, les aconsejó abandonar lo innecesario, centrarse en lo fundamental, ser fieles a Dios desde el papel de cada uno y los animó a prepararse para recibir ese acontecimiento inminente que transformaría el mundo.
Quien también evangelizó en esa línea fue Marcos: [Está cerca el Reino de Dios.].
Les aconsejaba vivir como Jesús, es decir, practicando la justicia, solidaridad, compasión, fraternidad, paz, tratando a las personas más débiles como lo hacía Él y ayudando a todos.
El Reino no es un algo que se puede tocar sino una forma de actuar para tratar a los demás con cercanía y respeto, alejándonos de aquellas prácticas que consisten en llevar una forma de vida contemplativa que nos mantiene alejados de los necesitados y su realidad.
Si consideramos que estos planteamientos están en la línea de lo que Jesús hacía pues deberemos preguntarnos… ¿Necesito reajustar mi comportamiento cristiano?
 

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