sábado, 3 de abril de 2021

LA MUERTE DE JESÚS

                                              Colaboración de Paco Pérez

LES CAUSA IMPACTO Y HUYEN

La muerte de Jesús cambió el comportamiento de sus seguidores pues no esperaban que esa realidad ocurriera.
Cuando presenciaron los hechos que desencadenaron en su detención, condena y crucifixión se sintieron desorientados y fueron invadidos por el miedo al conocer que había muerto pues temieron que les afectara a ellos, por eso se marcharon en Galilea.
Cuando resucitó, recuperaron la ilusión, regresaron a Jerusalén y, aunque ninguno afirmaba que había presenciado los hechos, si comenzaron a proclamar sin miedo… ¡Jesús está vivo. Dios lo ha resucitado!
Esa transformación que experimentaron les hizo a todos  afirmar lo mismo aunque lo explicaran con palabras diferentes.
Después de las apariciones comprobaron que Jesús era el mismo de antes pues les hablaba, lo tocaban, comía con ellos… Pero no entendían que, si había resucitado, no era para vivir como antes y unos años después morir de nuevo para siempre.
El nuevo Jesús había resucitado venciendo a la muerte y eso lo colocaba en otra dimensión diferente, la que es explicada por José Antonio Pagola así: [Él se les presenta lleno de vida, pero no le reconocen de inmediato; está en medio de los suyos, pero no lo pueden retener; es alguien real y concreto, pero no pueden convivir con él como en Galilea. Sin duda es Jesús, pero con una existencia nueva.].
No comprendieron lo sucedido porque la cultura de los judíos no les enseñaba que la persona es un conjunto de cuerpo y alma -materia y espíritu-, sino que la explicaban como material, es decir, el cuerpo … ¿Podían entender los judíos que Jesús, después de resucitar, era espíritu y no materia si los discípulos se relacionaban con Él, lo tocaban y comía con ellos?
El hecho extraordinario de su resurrección nadie lo vio y después todos lo aceptaron, pero ninguno pudo explicar cómo ocurrió.
Jesucristo fue el primero que, después de morir, disfruta de la nueva vida en la presencia de Dios. Está en
1 Corintios 6,14: [Dios que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su fuerza.].
Después, todos los discípulos no dudaron en cumplir el encargo de la evangelizar y Pedro, estando en casa del centurión Cornelio, les habló así de Jesús de Nazaret: [Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.].
Así les confirmó que Jesús había resucitado y la prueba que les presentó fue muy clara: Hablaron, comieron y bebieron con Él.
Pablo también nos habla de los efectos beneficiosos que tuvo para los hombres la resurrección de Cristo: [Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba no a los de la tierra.].
Cristo dio el primer paso y ahora nos corresponde seguir sus enseñanzas evitando actuar sin rumbo y para ello daremos un cambio radical a nuestra conducta, acción necesaria sí queremos estar a su lado cuando acabe nuestro tiempo terrenal.

 

 

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