sábado, 5 de enero de 2013


Colaboración de Paco Pérez

Capítulo I: Los hechos según la Biblia 

La Fiesta religiosa de la “EPIFANÍA del SeñorcelebraLa manifestación y revelación de cosas ocultas.”
Si nos detenemos un poco comprenderemos que si los “pastores” y los “magos” no hubieran protagonizado los hechos que se relatan en la Biblia entonces todo hubiera quedado oscurecido y el Hijo de Dios no se hubiera manifestado, es decir, dado a conocer al hombre.
Realmente lo que debemos de celebrar es que el PLAN de Dios para el hombre nunca se detiene y que en esa noche, valiéndose de los “pastores” y de los “magos Jesucristo pasó de ser desconocido a conocido.
La REALIDAD de esta fiesta es otra versión totalmente diferente. La sociedad mezcla la religión y el costumbrismo; por él todos lo hicimos, lo hacemos y seguiremos haciéndolo sin levantar la voz para protestar por la deriva que han sufrido los hechos de Belén.

Con el paso de los años vas interiorizando estas contradicciones y entonces interiorizas con fuerza que no aceptas estas ambigüedades y por eso yo, hoy, voy a levantar mi voz, arriesgaré sobre si seré comprendido o no y, para comprobar qué reacción puede haber, lo correcto es comenzar diciendo mi pensamiento: [El acontecimiento histórico real que ocurrió de manera sencilla en Belén hace 2012 años, bajo la luz de una estrella esplendorosa, queda oscurecido por el costumbrismo bochornoso que el comercio ha implantado para vender, sin importarle que  utiliza a Dios y pisotea la verdad de unos hechos. Todo esto ocurre porque los que decimos que somos cristianos colaboramos y por eso el espectáculo del circo siempre está lleno de público mientras que “El pesebre” cada vez está más solo y triste.]
Si el hombre no lee la Biblia no puede conocer la realidad de la fiesta y tampoco puede comprender lo que ha dicho el Papa sobre los animales del “Pesebre”. A consecuencia de lo anterior lo que sí hace es criticar de manera interesada, destruir y no edificar. Si todos hubiéramos leído a ISAÍAS 60, 1-6 entonces comprenderíamos mejor que los hechos ocurridos en Belén y en Jerusalén no fueron fruto de la casualidad ni tampoco acontecimientos estancos. Ahora les propongo leer la profecía y después decidimos sobre si tenemos que creer o si no:
[¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.]
También leeremos a MATEO 2, 1-12 sobre el relato de los magos:
[Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. En esto, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-¿Dónde está ese rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a rendirle homenaje. Al enterarse el rey Herodes se sobresaltó, y con él Jerusalén entera; convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo, y les pidió información sobre dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
-En Belén de Judea, así lo escribió el profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá: pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel (Miq 5,1).
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran cuándo había aparecido la estrella; luego los mandó a Belén encargándoles:
-Averiguad exactamente qué hay de ese niño y, cuando lo encontréis, avisadme para ir yo también a rendirle homenaje.
Con este encargo del rey, se pusieron en camino; de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta pararse encima de donde estaba el niño. Ver la estrella les dio muchísima alegría. Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas le rindieron homenaje; luego abrieron sus cofres y como regalos le ofrecieron oro, incienso y mirra. Avisados en sueños de que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.]

Los PASTORES y los MAGOS son los primeros que acuden a la llamada de Dios.
En aquellos tiempos la sociedad estaba regida por unas leyes, igual que ahora, y dentro de ellas los pastores y los magos estaban proscritos. No eran considerados con los mismos derechos que el resto de los judíos.
Si reflexionamos sobre esta realidad encontraremos algo chocante que esclarece lo que es la sociedad y lo que cada uno de sus integrantes representamos para Dios.
A Él  se llega con más facilidad desde la exclusión social que desde la opulencia… ¿Por qué será así?
Quienes no tienen nada no ambicionan porque saben que sobrevivir en este perro mundo ya es un éxito, los magos y los pastores.
Los que sí tienen algo o mucho ambicionan tener más y laboran para ello, razón que les impide ver lo que tienen delante, sólo tienen ojos para encontrar los caminos que les permitan incrementar su bienestar. Aquí quedarán encuadrados los habitantes de Jerusalén que temieron perder con su llegada lo que ya tenían: el poder, sus posesiones, sus costumbres
Siempre hemos considerado como buenos a quienes tienen y como malos a los harapientos. La vida, por esa regla de tres simple e inversa, a los primeros  les premia con más y a los segundos les castiga más que ya están.
Menos mal que el hombre indigente, si es creyente, tendrá su esperanza puesta en Dios porque sabe que Él hace lo contrario que los hombres: [Permite ver con claridad a los pastores y magos y ciega a los otros.]
  

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