miércoles, 26 de febrero de 2014

¿VUELAN LOS PAVOS?

Colaboración de Paco Pérez
Capítulo III
No debemos olvidar, jamás, una norma elemental: [Para comprender el presente el mejor camino que debemos seguir es no perder de vista la estela del pasado y por ella llegaremos a profundizar y a razonar en las causas del aquí Las cosas siempre se han hecho así”.].
Cuando arañamos en el origen de los protagonistas encontramos las minucias que determinaron sus actuaciones y entonces comprobamos que nada ocurre por casualidad.
Hoy mezclaremos en la coctelera histórica los ingredientes conocidos como fascismo, nazismo y machismo; agitaremos los elementos introducidos y probaremos el potingue resultante.
Empezaremos por conocer los elementos que configuran cada uno de los planteamientos que tanto dolor causaron y causan a las personas:

1.- FASCISMO
Incluía en su programa ideológico: El militarismo, el nacionalismo, el anticomunismo, la violencia como método político y el empleo de fuerzas paramilitares como apoyo del régimen que nacería si triunfaban, una dictadura dirigida por el Estado totalitario.
2.- NAZISMO
Era un calco del “Fascismo” y le añadía un elemento más: Defender la pureza de la raza aria. Este genial sentimiento los llevó a intentar exterminar a las razas judías y gitanas; a los Testigos de Jehová; a los clérigos protestantes que rechazaron su proceder; a las personas que nacieron homosexuales; a quienes se enamoraron de los planteamientos teóricos que configuraban las ideologías del comunismos, socialismo, anarquismo y masonería; a quienes por nacimiento tenía la piel del color negro y a los que eran sus  opositores políticos.
Ellos eran los seres perfectos y nadie que mostrara en su currículum una pequeña arista de esas imperfecciones que estaban registradas en su ideario les valía para ser consideradas como persona dignas y de ahí que aplicaran sobre ellos los procedimientos sistemáticos de “exterminio masivo de seres humanos”.
3.- MACHISMO
Esta palabra viene de "macho" y significa: Actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres.
El machismo es una ideología que engloba un conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias con las que se pretende fomentar la negación de la mujer como sujeto, independientemente de la cultura, tradición, folclore o contexto en el que ésta esté inmersa.
No hay que olvidar que esta negación de la mujer no tiene un origen único, son varios:
1.- Familia patriarcal. Cuando hay una dominación masculina y sus retoños crecen en ese ambiente, dando por bueno ese proceder.  
2.- Sexual.  Cuando se considera que la mujer, en la sexualidad, camina en un plano inferior pues la consideran como un sujeto pasivo.
3.- Económico. No se valora de manera correcta el trabajo de ellas y las catalogan como trabajadoras de segunda fila, adjudicándoles sueldos inferiores.
4.- Legislativo. No daban a la figura de la mujer presencia en las leyes y, consecuentemente, no daban legitimación a su condición de ciudadanas. Aquellas leyes no promovían la protección de la mujer ni sus necesidades.
5.- Intelectuales. Las consideran inferiores en inteligencia, en capacidad matemática, en capacidad objetiva, en lógica, en análisis y las tratan con maldad y subjetividad.
6.- Anatómicas. Quienes piensan así se dan una supremacía sobre ellas debido a la fuerza física natural masculina, estableciendo así una diferencia aumentada a favor del hombre. Por el contrario dan poca importancia al parto  y al papel crucial que desempeñan en la reproductividad biológica.
7.-  Históricas. Siempre hubo mujeres importantes dentro de la historia de la humanidad y quienes así piensan tratan de no publicitar sus logros.
8.- Culturales. Cuando intenta presentar a la mujer en los medios de comunicación como un cuerpo y no como una persona, así la convierte en un objeto.
9.- Especulación. Las convierten en iconos portadores del placer visual para que el hombre disfrute al mirarla.  
10.- Académicas. Dando poca importancia a estudios de género, es decir, no queriendo reconocer la importancia de esa cualidad innata en ellas, el ser femeninas.
En los ejemplos que propusimos con animales se puede comprobar con facilidad que siempre es necesario que haya una mente generadora de las ideas que den forma, en el futuro, a la consecución del objetivo buscado. Este camino se aplica en el campo de la investigación científica y es de dominio general el desarrollar proyectos basados en los descubrimientos o avances por la técnica de “ensayo y error” que se ejecutan en los laboratorios de experimentación, lo que hicieron con los monos.
La mili, sin ser un laboratorio ni buscar la modificación de conducta del ser, ponía en marcha cada día una serie de estímulos obligatorios que nos llevaban a ejecutarlos con automatismo: acostarte, levantarte, alimentarte, ducharte, no responder a la injusticia para evitar unas consecuencias peores, responder a un silbato, saludar por imposición y no porque es de buen ciudadano hacerlo… Después de un cierto tiempo te habituabas a ello y ya no eras tú de manera total, eras el ser acomodado a una nueva situación injusta que limitaba tu personalidad hasta hacerle recalar en unos niveles de supervivencia porque en la mili “Las cosas siempre se habían hecho así”.
Quienes llegaban subidos de soberbia o convencidos de que aquella forma de vida no se debía de aceptar eran masacrados por la mayoría de los que tenían alguna posición de mando, aunque fuera mínima. Quienes procedían así eran privados de la poca libertad que teníamos y, para colmo, pasaban más tiempo en el calabozo que en las compañías.
¿Por qué ocurrían estas cosas?
Porque el ejército entendía que cada mono podía comerse en la selva el plátano cuando lo necesitara pero no podía consentir que el mismo mono, en la selva del cuartel, se comiera el plátano cuando le pareciera bien. En el cuartel la disciplina era excesiva y, a su vez, necesaria. También había excepciones honrosas, es decir, mandos que sabían mantener el orden sin recurrir a la injusticia. Esos casos siempre eran respetados porque no aplicaban por norma el aquí “Las cosas siempre se han hecho así”.
El caso de José Carlos no se puede ni etiquetar, aunque los resultados lo enmarquen en este grupo. Supongo que acabaría cuando un día entrara de guardia un señor con dos dedos de frente y se diera cuenta de la inutilidad del puesto de vigilancia.
Cuando el fascismo y el nazismo se impusieron el problema fue gravísimo porque de ellos se derivaron unas consecuencias, en muchísimos casos, irreversibles. En la miliLas cosas siempre se han hecho así” por disciplina, aplicada para mantener un orden justificado, pero en los otros dos casos no hay justificación posible ni equiparable. En estos dos casos fue por implantar usando la fuerza de las armas, en otras naciones y culturas, una ideología equivocada que se gestó después de vivir sus inspiradores en unos ambientes y en unas circunstancias familiares y  personales, en el caso de Adolfo Hitler, propiciadoras de resentimientos y pensamientos distorsionados de la verdad.
La realidad es que el tiempo que duraron ambos regímenes, los mandos hicieron actuar a las personas bajo ese lema y quienes no comulgaban con sus planteamientos lo pasaban mal o morían, era lo normal mientras ostentaron el dominio.
Muchos de ellos actuaban convencidos por el sentimiento de superioridad que les inculcaron con la filosofía creada pero también los hubo que eran unos vividores sin escrúpulos que preferían servir al fuerte para así poder ellos vivir opulentamente mientras flotaban sobre el dolor de los inocentes.
Es verdad que, sin corresponderles a estos procederes la condición de “Las cosas siempre se han hecho así”, mientras duraron su actuación fue en esa línea y que, por miedo, nadie se atrevió a cortar ese grifo del mal. La suerte de la humanidad fue que duraron pocos años en el polletón porque de no ser así los jóvenes hubieran sido educados en esa filosofía de pensamiento, hubieran resultado cuadriculados para esas formas de proceder, hubieran visto ese funcionamiento como algo natural y después de muchos años todos hubieran proclamado que allí “Las cosas siempre fueron así”; sus mentes hubieran respondido en esa línea de aceptación; nunca habrían estado preparadas para evaluar los hechos con espíritu crítico y analítico y después poder responder o protestar con LIBERTAD.
Hay que tener el sentimiento muy jodido para pensar como un fascista o un nazis.
¿Y de un machista qué podemos decir?
Los puntos programáticos reseñados definen a quienes lo son, porque comulgan de manera total con esa filosofía, como unos casos demasiado estudiados y retorcidos. Yo, de manera muy personal, considero que serán muy pocas las personas que sean de esta condición por  creer que esos postulados son ciertos. Lo entiendo así porque considero que en la mayoría de ellos el origen hay que buscarlo fuera de la filosofía y a continuación hacer una búsqueda más minuciosa en el contexto familiar en el que se crían las criaturas, es decir, hay que intentar descubrir por qué llega un hombre a pensar que aquí “Las cosas siempre se han hecho así”. Estoy convencido de que la mayoría de los hombres que tienen actitudes y comportamientos machistas son por la mala enseñanza que recibieron en el hogar paterno por exceso de cariño. Los padres que educan a sus hijos, con cariño y sin pamplinas, les ponen normas internas de responsabilidad en el momento adecuado, éstos se acostumbran a “Las cosas siempre se han hecho en casa así de bien legisladas” y después, cuando se casan, no cometen acciones de maltrato o imposiciones vejatorias hacia la mujer porque asimilaron en casa que las mujeres son iguales en derechos y obligaciones que nosotros.
Supongamos un caso literario, muy frecuente en la sociedad villargordeña. Unos padres tienen varios hijos y una hija, las mujeres se dedicaban a las labores del hogar y los hombres salían a por el sustento fuera. Pasaron juntos bastantes años, vivieron inmersos en ese ambiente cultural familiar y, un dúa, uno de los hijos se casó con una mujer que trabajaba en una supuesta fábrica del pueblo, ambos estaban todo el día fuera de casa y regresaban a ella después de acabar la jornada laboral.
En el pueblo siempre tuvimos la cultura de que el hombre al acabar su trabajo tenía que descansar y era libre para salir a distraerse. La mujer, si iba a la aceituna, no tenía derecho a descansar y, al regresar a casa, tenía que hacer muchas cosas antes de acostarse: comprar, cocinar la cena, preparar las talegas para el día siguiente ir al trabajo, lavar la ropa (antes no había en las casas ni agua potable ni lavadora), planchar, remendar los desperfectos de las vestimentas, no ponerse enfermas y ser amables… ¿Hemos pensado cómo estaría el espíritu de estas señoras aunque no se quejaran?
Como no educaron a los hijos a compartir las responsabilidades, al casarse, consideraron que ese era el camino, el que convertía al hombre en el rey de la familia y a la mujer en su esclava… ¿Verdad o mentira?
Quienes fuimos de esa generación y vivimos inmersos en un contexto cultural como el descrito se nos instruyó en un pensamiento que no tiene nada que ver con el redomado proyecto de machismo propuesto. Lo que sí tengo claro es que cambian los tiempos y en las familias los hijos siguen sin ser educados en el verdadero papel que deberán desempeñar después al formar su hogar. Ahora hay un problema añadido, los hijos y las hijas son educados en el marco familiar bajo el mismo esquema y así los problemas han aumentado, multiplicándose por dos por el tema de la paridad.
Con esta formación, nos viene desde la cuna, llegan a unirse en pareja y, los que no están bien amueblados en su pensamiento o temperamento se casan de responsabilidades a los tres días y rompen la frágil atadura que los encarcelaba. Lo hacen así porque meditan, añoran y entonces deciden que prefieren seguir pegando la gorra en la casa de los viejos pues es más cómodo y barato al no tener que pagar hipoteca, luz, agua, contribución, fontanero, contribución… Rompen con la modernidad de compartir faenas domésticas, dar biberones, poner pañales a media noche, tener que trabajar todos los días para pagar los gastos, acostarse con la misma o el mismo todas las noches, no poder hacer botellón… ¡¡¡Ya está, se acabó!!! Dan un portazo y no se ruborizan, él o ella, al regresar al hogar paternal y declararse fans del principio histórico de “Las cosas siempre se han hecho así”.
Habrá machistas ajustados a los principios injustos que hemos reseñado pero en la mayoría de los casos lo que mueve a los hombres y mujeres que son etiquetados como machistas, no olvidemos que una mujer puede tener también esos comportamientos, es a lo que he comentado antes pero si lo analizamos detenidamente llegaremos al convencimiento de que este es el modelo tradicional de MACHISMO que se nos ha vendido pero la realidad era esta otra: [Personas que se encontraban muy cómodas bajo la sombra plácida deLas cosas siempre se han hecho así”.].
Entiendo que todo sigue igual que antes y que ahora, como ya no les vale el planteamiento que tenían en la casa paterna pues, si se empecinan en no comprender la nueva situación, el conflicto estará servido en poco tiempo. Si son inteligentes, justos y honrados se convertirán en un matrimonio moderno, bien amueblado, serán felices y ninguno dañará a la otra parte, lo deseable.
Conclusión, compete a los padres educar a los hijos/as en una línea distinta porque está demostrado que lo anterior, “Las cosas siempre se han hecho así”, ahora ya no vale y hay que educarlos  para una convivencia fuera del hogar paterno.



(Continuará)

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