viernes, 22 de enero de 2016

SIEMPRE SERÉ Y ME SENTIRÉ VILLARGORDEÑO

Colaboración de José Martínez Ramírez
CON TODA MI ADMIRACIÓN PARA MI ESTIMADO DIRECTOR, DON ANTONIO CAÑAS CALLES, DE UNO DE SUS ALUMNOS MÁS AVENTAJADOS
Vuela el lápiz en los dedos de un villargordeño,
mientras le muestro mi admiración y asombro.

Digo, que aquí no hay castillos ni beleños
en sus piedras milenarias o en sus escombros.

La altura no se mide por nombre ni por dueño.
Siempre estorba la gordura menos en peciolos.
Hay quien no puede dejar de ser un barreño,
y no por eso debemos de dejarlo solo.

Así que, como esta noche tengo poco sueño,
al leer su poema, creo que sin malos modos,
tengo otra lectura con palabras de diseño.

Creo que cerca de una torre somos tan pequeños
porque no medimos su precio, pobres beodos,
y queda inconclusa, no como este soneto.


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