lunes, 16 de julio de 2018

QUIÉREME


Colaboración de José Martínez Ramírez
Quiéreme como al perro de tu casa,
como al gusano que pasa
y muere aplastado por tu pie.
Quiéreme como el fuego a la brasa
y como el agua que resbala
por otros labios que añoré.

Quiéreme como al verbo de tus cartas
Y a la ausencia que no casa
con lo que yo tanto recordé.

Quiéreme sin contemplaciones ni tasas,
aunque tus besos canallas
me asesinen otra vez.

Quiéreme aunque no te vea la cara
y mis manos ya cansadas
te imaginen en otra piel.

Quiéreme como un niño a su mañana,
como a un alma abrazada
en tus brazos otra vez.

Quiéreme como si yo reinara
en un corazón que estalla
cada día como ayer.

Quiéreme como sus amantes a Diana,
como el frío de invierno a la llama
sin preguntas ni porqués.

Quiéreme aunque no le veas la cara
a lo que ocurrirá mañana
a la hora del café.

Quiéreme cuando dejes de quererme, el alma
sólo abrace y los cuerpos sean amenazas
en las cosas del querer.
Quiéreme cuando la luna llena y blanca
suba buscando estrellas muy lejanas
en tus labios de alfiler.

Quiéreme como cuando, en mis sueños,
me llevabas sonriendo
y decías que me amabas…
¡Hoy, más que ayer!

Quiéreme sin capítulo final,
con la melodía de un beso
y, entre abrazos y conciertos,
se deshace el vendaval.

Se estremece la armonía
y tiembla la pupila del deseo
tras el huracán…
Quiéreme.

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