sábado, 24 de mayo de 2014

DESPUÉS DE JESÚS, EL ESPÍRITU SANTO

Colaboración de Paco Pérez
TEXTOS
HECHOS 8, 5-8. 14-17
En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
1 PEDRO 3, 15-18
Queridos hermanos:
Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal.

Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.
JUAN 14,15-21
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.
Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad.
El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo.
Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros.
El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.
REFLEXIÓN
Hoy se nos muestra una imagen de Dios que es muy distinta de la que tenemos incrustada en nuestro sentir cristiano. Antes se nos presentaba como un Dios distante que hablaba y no se le veía o lo hacía por mediación de los profetas y su ley era una barrera que había que salvar para llegar hasta Él.
Cuando viene Jesús ya hay otros planteamientos diferentes pues el hombre ha evolucionado, se rompen las barreras existentes y se establece otro modelo de relación, más próxima, entre Dios y el hombre: <Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros.>
Ya sólo nos queda comprender la realidad de ese planteamiento y tendremos que hacerlo apoyados en la FE, pero de verdad, y no como el tema socorrido que usamos para salir del paso o para justificar nuestro actuar. Cuando lo hacemos así procedemos de manera incorrecta, a veces, porque ella no es tangible, si lo fuera ya nos preocuparíamos bastante de no manosearla tanto porque sabemos bien que nos convertimos en esclavos de nuestras palabras y éstas, en el momento justo, se vuelven contra quien las pronuncia.
Hablamos de la FE, muchos, como si fuera un producto de mercadillo y al hacerlo nos olvidamos de la esencia: <Quienes de verdad la tienen no hablan de ella y sí actúan en silencio mientras recorren el CAMINO que nos regaló Jesús.>
Felipe es el ejemplo a imitar hoy, la tiene porque está lleno de creencia, por eso desprecia los riesgos y abre nuevos caminos cuando predica a Jesús. Quienes lo escuchan quedan convencidos de su mensaje pero no podemos pasar por alto la realidad que se nos muestra en el relato: Sus palabras van acompañadas de hechos milagrosos. Él estaba repleto de FE y por eso ocurrían esas cosas maravillosas.
¿Hubiera tenido su testimonio la misma aceptación si no hubieran ocurrido tantas sanaciones?
Probablemente no pero a causa de esa realidad debemos entender que nuestro caminar tiene que tomar de Felipe el hábito de acudir junto a los demás para ayudarles y, cuando lo hagamos, hacerlo  empujados por la FE.
Hoy, también hay que estar al lado de quienes tienen problemas pero hay que entender que si cambian los tiempos también son diferentes los problemas y, consecuentemente, también tienen que cambian los métodos para darles solución. A medida que la sociedad evoluciona las necesidades también lo hacen en la misma dirección, las respuestas también deben de caminar en ese sentido y la realidad nos enseña que no existe la misma correlación.
Felipe actuaba para sanar los cuerpos enfermos y para expulsar los espíritus inmundos que atormentaban a las personas. Hoy también hay sufrimiento por las enfermedades y por los espíritus inmundos que martirizan a la sociedad. El más potente de ellos, para mí, es el  egoísmo que se ha instalado con tanta fuerza entre las personas de nuestro tiempo, les ha desarrollado un afán enorme de acumulación y por eso cada vez los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.
Este cuadro, totalmente realista, genera situaciones desesperadas entre los desfavorecidos debido a la angustia que sufren por los dolores que les ocasiona el desempleo, los embargos, la pérdida del estado del bienestar, no poder dar de comer a la familia… Una vez que la persona cae ahí el paso hacia la delincuencia, la violencia, las drogas o lo que haga falta está depositado en la olla, cocinándose a fuego lento y en el momento justo estará listo para ser depositado en el plato y, éste, entonces será servido en la mesa de la marginación social para ser engullido por quienes tienen necesidades… ¿No han pensado quienes acumulan, el poder y el dinero, que nada es eterno y que si expulsaran estos espíritus malignos del cuerpo de la convivencia viviríamos en un ambiente social más justo y equilibrado?
San Pedro nos muestra hoy, para caminar por la FE, que debemos empezar por tener ESPERANZA en el más allá. Si logramos adquirirla deberemos de estar preparados para mostrarla, con buenas formas, a quienes se acerquen a nosotros con la intención de ser informados. Si procedemos así conseguiremos que quienes nos rechacen por servir a Cristo encuentren la respuesta correcta a su proceder equivocado, es mejor sufrir haciendo el bien a los demás que sufrir haciendo el mal.
El modelo propuesto no lo inventaron los hombres, es el CAMINO que nos enseñó Jesús: El inocente murió en lugar de los culpables, enseñándonos así el camino para llegar hasta el Padre.
La FE se tiene cuando se ama a Dios y, por ese sentimiento, se cumplen los mandamientos que nos dejó para caminar por la vida.
Habla a los apóstoles de la situación que les espera después de la muerte porque cumplen con lo establecido: <Estarán con Él en el cielo y Él con ellos.>
Lo hace para que caminen de manera correcta por este mundo, en su ausencia, y les habla del regalo que les hará para que no se desvíen, el Espíritu.
En ausencia de Jesús el Espíritu será quien guiará nuestros pasos por el camino de la verdad, debemos de aferrarnos a Él porque la mentira está institucionalizada en la sociedad de nuestros tiempos y ese es el peligro que nos acecha de manera permanente.
Debemos conocer a fondo la palabra de Dios y orar mucho, así lograremos ayudarnos y ayudar a los demás. Lo haremos sin imposiciones, siguiendo el ejemplo de Jesús.


  

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