jueves, 29 de mayo de 2014

CHISTES DE “ENFERMOS MENTALES”, LOS “ANTIGUOS LOCOS”

Colaboración de José Carlos Castellano Calles

EL PINCHAZO
Un auto pincha frente a un psiquiátrico. El conductor se baja del coche y comienza a cambiar la rueda pinchada.
Pasa otro automóvil y le desperdiga los cuatro tornillos de la rueda.
El conductor cabreado, no para de lanzar improperios, contra el conductor en cuestión.
Un interno, lo observa a través de la verja, y le pregunta:

- ¿Qué te pasa hombre, para que te pongas así?
- Pues que el coche que acaba de pasar me ha perdido los cuatro tornillos de la rueda, y no podré cambiarla –le contesta el conductor.
-¡Pero hombre, el problema tiene fácil solución!
-¡Ah, sí!, ¿Tú dirás cómo?
-Muy sencillo, quita un tornillo a cada una de las tres ruedas restantes, se los pones a la de repuesto, lo haces de manera que cada rueda lleve tres tornillos y así saldrás del apuro.
Se queda pensando el conductor, y le dice
al supuesto demente:
- ¿Y tú estás loco?
A lo que le contestó, el interno:
- Es posible que esté loco, pero, lo que no estoy es gilipollas.

EN UN PSIQUIÁTRICO
Llega el director de visita a las dependencias, en una de ellas ve a un interno colgado del techo y le pregunta al jefe de sala:
- ¿Y a ese qué le pasa?
Le contesta el susodicho:
- Que tiene complejo de lámpara.
- ¡Cooooño, pues bájalo!
- ¡Claro y nos quedamos sin luz!
- ¡Qué listo eres!

EN UNA FERRETERÍA
Un cliente entra en el establecimiento y saluda al señor de la ferretería:
- ¡Hola, buenos días!
- ¡Buenos días, usted dirá qué desea!
- ¿Me da un litro de alambre? –le contesta el cliente.
- ¿Trae botella?
- No, me lo voy a beber aquí mismo.

TRASLADO DE ENFERMOS MENTALES
En un avión trasladan a internos de un psiquiátrico a otro y, cuando vuelan a diez mil pies, hay un jaleo enorme en el avión.
Por el altavoz le dicen al encargado de los internos que ponga orden y los haga callar.
Al cabo de unos minutos, no se oye ni una mosca.
Extrañado, el jefe de la expedición, le pregunta al encargado:
- ¿Qué le has dicho a los internos?
- Les he abierto la puerta y les he dicho:
- ¡Al recreo, maricón el último! Salieron corriendo y no ha quedado ni uno.

VERANO EN EL PSIQUIÁTRICO
Un verano fui de visita a un psiquiátrico, hacía un calor de mil demonios y, además, tenían el aire acondicionado averiado.
El director, para mitigar el calor, ordenó dar un abanico a cada interno.
Pasada media hora, estaban todos los abanicos, menos uno, hechos ceniza.
El director preguntó al interno que tiene el abanico nuevo.
- ¿Cómo te haces aire, que tienes el abanico nuevo?
A lo que contestó el interpelado:
- Estos están todos locos, no paran de mover el abanico. Yo tengo el abanico parado, y la cabeza en continuo movimiento. Si se estropea
será el cuello o la cabeza pero no el abanico.


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